Opinión

La tortilla de patatas

Ayer se celebró en todo el territorio explorado por el género humano el Día Mundial de la Tortilla de Patatas que, como todo el mundo sabe y discute arduamente, puede cocinarse con cebolla y sin cebolla concitando sin remedio en este agudo debate a las dos mitades en las que el universo se divide cuando sobre la mesa brota esta cuestión que suele enfrentar a cara de perro a los habitantes de este planeta lobuno sin que hasta la fecha y desde hace un par de siglos en que se planteó el conflicto, se haya alcanzado sobre el particular una paz duradera. Para celebrar este día mundial dedicado a un alimento sin parangón, yo me he puesto a hacer la mía que es sin cebolla. Como siempre he presumido de una vena conciliadora que se han avenido a reconocer muchas de mis personas más cercanas, no rechazo yo la versión con cebolla e incluso estoy dispuesto a hacerle los honores si se tercia. No es lo habitual y las discusiones en esta materia son con frecuencia de una intensidad solo alcanzada por un posible penalti que no ha señalado Martínez Munuera valga para el caso y por citar un colegiado, pero la tortilla y yo somos así señora, recordando a Eduardo Marquina quien la puso en boca de don Diego de Acuña, aquel capitán de tercios destinado en Flandes que protagonizaba una de sus obras.

Se dice que la tortilla de patatas la inventó una campesina ingeniosa cuando vio venir las boinas rojas del general Zumalacárregui exigiendo de comer y no tenía para darles más que huevos, las patatas con las alimentaba a los gorrinos y una alcuza de aceite de oliva recién prensada. Frió la patata, batió los huevos, lo cuajó todo en una sartén al fuego y se lo dio a la tropa y a la tropa hambrienta le supo a gloria. Y nada dice la leyenda de que el guisote llevara cebolla como tampoco la menciona doña Emilia Pardo Bazán en su memorable libro titulado “La Cocina española antigua” del que poseo un ejemplar gracias a un venturoso amigo que me lo regaló a su tiempo y en el que se explica cómo hacer la tortilla de patata en un apartado, y en otro se explica cómo hacer la de cebolla. Ada cosa a su tiempo.

La polémica sigue presente sin embargo y conozco defensores entregados de ambas modalidades como los hubo de de Joselito y El Gallo, de Cánovas y Sagasta, de Kubala y DiStéfano, de Canalejas y Dato o de Felipe y Adolfo. Que la sangre no llegue al río. 

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