Opinión

Qué razón tiene

Acabo de leer una ilustradora y gratificante entrevista que un periódico mañanero dedica a Jorge Arguelles, barítono de referencia en la Orquesta y Coros de la Comunidad de Madrid, y músico de gran influencia capitalina capaz de despertar la más profunda y merecida admiración partiendo por su carrera magnífica partiendo de posiciones autodidactas. Perteneciente a una generación sumamente interesante e influyente en el panorama musical madrileño de la década de los ochenta –nació en Madrid en 1968- se apasionó por la melodía partiendo de la interpretación vocal, cuando se decidió a acompañar a su madre a un coro de aficionados donde ella cantaba y quienes al escucharlo por pura casualidad, lo ficharon inmediatamente.
Arguelles afirma divertido que se va haciendo mayor porque cada vez le gusta más la música de la zarzuela y las frutas escarchadas del roscón de Reyes, dos citas puntuales que me apresuro a respaldar incondicionalmente. He repasado para mis adentros las músicas fuera del circuito tradicionalmente a mí atribuido con los Beatles como principal referente y expresión de cabecera, y  me reconozco en este ejemplo de personaje de extraordinaria calidad humana y artística que se proclama cautivado por piezas como “La Violetera” del maestro Padilla o “La Verbena de la Paloma” del maestro Bretón. Pues yo también adoró “La Violetera”  y sus espléndidas armonías populares que subyugaron incluso al mismísimo Charles Chaplin, quien utilizó la canción -sin citar autoría por cierto- en su película “Luces de la ciudad”.  Como Chaplin solía componer los pasajes musicales de sus películas, el público americano se pasó mucho tiempo pensando que era de él. A mí me apasiona “Volare”, que titulándolo “Nel blu dipinto di blu” escribieron a medias Modugno y Franco Migliacci, consiguiendo una obra  tan apasionada como sublime. Y me fascina “Yo te diré” que ilustró la película “Los últimos de Filipinas” y cuya letra escribió el periodista Enrique Llovet aunque casi nadie sabe de quién es la hermosa t caliente melodía.
En cuanto a las frutas del roscón, me las tiene prohibido el médico pero me cuesta renunciara ellas y eso que nunca he sido muy dulcero. Pero soy viejo así que, a lo mejor, la razón es esa.

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