Opinión

Lo que enseña la indignación

La reacción de la hoy presidenta del Congreso, la balear Francina  Armengol, ante las desconfianzas que generan algunas de sus actividades durante su etapa de presidenta del gobierno isleño que las conectan con el caso Koldo, adquiere un acento sospechoso a la vista de una manifestación tan indignada. Armengol no ha sido por el momento acusada de ningún delito, pero sus comportamientos durante la pandemia no se relacionan con el tratamiento de la enfermedad por parte de su ejecutivo, sino con la procedencia de los materiales de los que se dispusieron para ponerle freno y los sistemas a los que los proveedores apelaron para servirlos. Cabe suponer que  el entonces ministro Illa está en el mismo paquete, y de lo que tendrán que rendir cuentas es del modo en que llegaron a sus manos los efectivos y no de su empleo. Probablemente –y no solo por el perfil que ambos muestran y las características de sus respectivas actitudes- son inocentes de un delito de mal uso de los fondos públicos,  porque en semejante situación echaron mano del material más rápido de conseguir y es aquel del que dispusieron,  pero en ningún caso puede parecer desmedido que se estudie y se depuren las responsabilidades sabiendo de la actividad de una organización que le ha dado un bocado de millones de euros a los fondos públicos cobrando porcentajes indecentes. Armengol no tiene fama de ser muy simpática pero no tiene por qué serlo. Lo que se le exige es ser honesta. Y en una ámbito tan venenoso como el que está generando la intervención de una trama nacida y orquestada desde los  despachos de un ministerio, es natural y obligado que se avenga a la investigación que corresponda y que ordenen y determinen los jueces. El aforamiento no exime de tributo moral aunque resulte especialmente aconsejable cuando uno corre cierto riesgo. Sospecho que el ex ministro Ábalos lo está teniendo muy en cuenta.
Este es un país muy dado a truhanería y el juego artero hasta el punto de que hemos conseguido desarrollar un género literario específico para expresar en toda su gloria nuestra vertiente picaresca así que, tengamos en cuenta tantos y tan abundantes antecedentes, y no nos pongamos palos en las ruedas. Armengol se enfadará mucho pero le toca responder de sus actos como cualquiera.

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