Opinión

Ni caso

El grado de intensidad en la indignación exhibida por los dirigentes históricos del socialismo nacional  ante el comportamiento que muestran sus responsables actuales, es directamente proporcional al caso que le van a hacer a su protesta los componentes de esa joven guardia socialista que se ha apoderado del viejo partido y que lo ha convertido en una herramienta al servicio de aquel que ha acabado instalándose en su cumbre y acaparado todo el poder de decisión y todas las responsabilidades que puedan darse cita en su cúpula.  Llevamos unos días en los que no hay mañana en la que una de sus figuras legendarias no muestre su disgusto por las decisiones que  la dirección controlada y  exigida por Pedro Sánchez está adoptando para conseguir el respaldo de las formaciones secesionistas para mantenerse en la Moncloa. Lo han hecho Joaquín Almunia, un sorprendente Odón Elorza, Alfonso Guerra, José Bono y con mayor insistencia Felipe González cuyo diálogo en las ondas con Carlos Alsina fue seguido como si fuera  un partido de Carlos Alcaráz… “¿A usted le llaman de su partido?” preguntó el periodista en una fase del encuentro. “Pues sí” respondió el invitado, “unas veces para pedir que hable y las más de las veces, para pedir que me calle”. “¿Y ahora qué le piden?” a lo que el ex presidente respondió “Es que ahora todavía no me han llamado” y debió sonreír aunque la radio no ofrezca imagen. También se ha despachado con desparpajo Lambán y García Paje que hace mucho que son como un divieso que le ha salido en el culo al mando. 

Todo ello es anecdótico. En realidad y como es evidente y cualquiera puede percatarse, a los responsables de poner el PSOE en el mapa tras la larga y penosa marcha de la Transición, no les van a hacer ni puto caso. Es más, si toda esta fuente de sabiduría, compromiso y fidelidad a los principios democráticos desapareciera  engullida por un selectivo movimiento de tierra que se los tragara a todos, se iban a poner contentísimos estos delirantes guardianes de las esencias que han destrozado el PSOE como tal y han utilizado sus despojos para ponerlos al servicio del gran Sánchez. Bolaños, Montero, Alegría, Llop e incluso Marlaska son los principales encargados de llevar a cabo la demolición. Una vez demolido el partido viene todo lo demás.

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