Opinión

Favor por favor con Bildu

Por si alguien tuviera duda de lo que Pedro Sánchez ha pactado con Bildu a cambio de sus votos para seguir siendo presidente, los socialistas secundarán una moción de censura en el ayuntamiento de Pamplona que acabará con la alcaldesa de UPN, Cristina Ibarrola, para colocar en su lugar a un concejal de EH Bildu. El nuevo alcalde no lo sería sin los votos a favor de los concejales sanchistas –vamos a empezar a llamar a las cosas por su nombre porque mucha gente del PSOE que conozco y estimo está que fuma en pipa y el  partido, tal y como van las cosas ahora mismo, en realidad ya no existe- y Joseba Asirón alzará el bastón que le otorga el cargo el próximo 28 de diciembre, cuando la moción de censura se haga efectiva. Joseba Asirón, historiador de sesenta años y profesor de ikastola, será el nuevo alcalde pamplonica aunque ya sabe lo que es ser alcalde. Lo fue gracias a un pacto de fuerzas de la izquierda abertzale en 2015 que le proporcionó una legislatura entera no exenta de situaciones muy tensas en cuatro años de política al límite porque nunca condenó explícitamente los delitos etarras y se refugió en subterfugios y meandros lingüísticos para decir sin decir. Lo de siempre en ese juego perverso que se gastan los partidos vascos cuando tienen que  significarse en un tema tan vidrioso y atroz como el de las muertes por acción terrorista.
Lo que pasa es que esta actitud no esconde mentiras porque todo el mundo sabe cómo piensa EH Bildu y cuáles son los mandamientos que obedece y practica. Los mentirosos son los que van a otorgarle el apoyo necesario para reconquistar una alcaldía emblemática como la pamplonesa. Y para comprobarlo, no hay más que echar un ojo muy somero a las hemerotecas y comprobar qué decía Sánchez de un acuerdo con Bildu antes de que se produjeran las elecciones y que es lo que ahora dice. Construir una supuesta verdad a cuenta de una montaña de mentiras es el peor sistema que conozco y puedo recordar para gobernar un país. La verdad que Sánchez predica ahora, una vez obtenida la nominación gracias entre otras aportaciones a Bildu, es una apostólica patraña de laboratorio por la que se predica que estas concesiones van a contribuir a crear un país mejor, más libre y más próspero. Incluso en el hipotético caso de que fuera cierto  -que no lo es- el método de conseguirlo sería igualmente  inaceptable e indigno porque se ha elaborado en función de mentiras. Mentir corrompe, degrada y deslegitima. Y Sánchez no para de hacerlo. Su honra  ya no existe.

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