Opinión

Los españoles vistos por los otros

Es más habitual de lo que nosotros mismos tenemos constancia, que opiniones provenientes del exterior nos traten con mayor comprensión de la que los españoles nos dedicamos. La literatura de viajes está llena de reflexiones anotadas por viajeros de paso por España en cuyas líneas se adivina incluso admiración por nuestros comportamientos, aunque esa admiración suela ser hija de nuestro gusto endémico por el caos. Los españoles, de puro caóticos somos geniales, porque jamás nos dejamos llevar por la cautela ni actuamos en función de un análisis prudente. Por lo tanto, no necesitamos reflexionar las cosas, y pocas veces le ponemos puertas al campo. Una cosa así le ocurría al bueno de Alonso Quijano cuando se lanzaba valientemente contra las aspas de los molinos creyendo que luchaba contra los brazos de los gigantes. Lo malo es que en la mayor parte de sus lances entusiastas salía descalabrado, una situación que tampoco nos es ajena en absoluto. Sospecho que fue George Borrow, el viajero inglés que aspiraba a vendernos ejemplares de la Biblia editados en castellano cuando contara con un permiso de las autoridades competentes que nunca llegaba, el primer visitante que nos caló hasta las entrañas gracias a su vocación de curioso impenitente que lo mantuvo recorriendo el país de norte a sur en los casi cinco años que permaneció entre nosotros con escapadas cortas a Londres y vuelta a empezar. Borrow contó cómo éramos en sus libros de viajes, escritos sobre una España en tiempos difíciles –en 1836 el país estaba inmerso en la primera de las tres Guerras Carlistas y tampoco en Madrid la situación invitaba a la serenidad, con la regente María Cristina inmersa en un permanente mar de dudas y el Gobierno en manos de un visionario como Álvarez Mendizábal- Sea como fuere, las reflexiones de aquel atrabiliario peregrino que aspiraba a convertirnos a la fe protestante, están impregnadas de pasión, sorpresa y encanto. Lo mismo opinaba ayer un italiano entre nosotros, el seleccionador Sergio Scariolo en el curso de una muy interesante entrevista en un diario de tirada nacional. Tenemos un país espléndido y no parece explicable que queramos cargárnoslo. Y sin embargo… Ya lo dijo Bismarck: “España es el país más fuerte del mundo. Llevan siglos intentando destruirse a sí mismo y aún no lo han logrado”.

Te puede interesar