Opinión

España es diferente

Se ha convertido en una norma y se acepta como si formara parte del programa de actos oficialmente configurado para celebrar el Día de la Hispanidad, la fenomenal bronca que el púbico asistente dedica al presidente del Gobierno Pedro Sánchez, –en funciones en este caso- una pitada acompañada de abucheos que por otra parte contrasta con la cerrada ovación con la que el público recibe la llegada y la presencia de la Familia Real, expresando los sentimientos de la gran mayoría de asistentes que tienen muy claro de quién están a favor y de quién están en contra. En ediciones anteriores, a Sánchez parecía afectarle mucho el carácter crítico del recibimiento, y procuraba llega tarde o hacerlo con disimulo tratando de pasar lo más desapercibido posible porque no es agradable enfrentarse a la música de viento y Sánchez era un tipo muy tenido de sí mismo y los recibimientos hostiles le ponían de los nervios.

Sin embargo, da la impresión de que a estas alturas de la película, con la continuidad en Moncloa pendiente de las bendiciones de  grupos políticos que detestan este tipo de espectáculos, las manifestaciones contrarias a su persona por los asistentes a los actos castrenses del Día de la Hispanidad le tienen sin cuidado. O incluso le confortan. Los presidentes autonómicos de Cataluña y Vascongadas y sus correspondientes equipos de gobierno no solo reniegan de todos aquellos actos que proponen homenajes a la condición de país común y compartido por todos los españoles, sino que se ausentan voluntariamente de esas manifestaciones. Sánchez ya no tiene que hacer de tripas corazón para capear los temporales de hostilidad que se manifiestan durante estos actos sino todo lo contrario. Se han convertido en argumentos contundentes para demostrarles a aquellos a los que apetece sumar como socios que está con ellos en este rechazo. Que está de aquel lado de las alambradas y no de este.

Uno de los aspectos más disparatados de este perfil de país que Pedro Sánchez está planteando anida precisamente en esta situación que recuerda un calcetín dado la vuelta. Los que van a contribuir a hacerlo presidente son precisamente aquellos que no soportan las manifestaciones  que proclaman la España constitucional. Se trata de una situación que no se produce en ningún otro país democrático o incluso menos democrático que yo pueda recordar.  Solo se produce en España que, como decía el viejo eslogan, es diferente.

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