Opinión

El efecto Vinicius

La unánime reacción a los sucesos de Valencia –hasta el presidente Lula se ha personado en el caso- no solo ha  servido para suscitar una campaña solidaria internacional en defensa de la víctima de este disparate -un espléndido jugador de fútbol de poco más de veinte años llamado Vinicius al que se ha insultado, humillado y perseguido por ser muy bueno y pudiera ser que, por ser negro- sino que ha tenido la virtud de colocar a cada quien en su sitio. Ha puesto en evidencia no solo la ferocidad de algunas hinchadas entre cuyas oleadas de aficionados abundan grupos racistas –no es la primera vez que Mestalla muestra este tipo de comportamientos y hay precedentes como la catarata de insultos y vejaciones que recibía Marcelo cuando pisaba su césped- sino la indolencia y la intolerable ausencia de compromiso de las jerarquías del fútbol nacional que han hecho oídos sordos a estos episodios inaceptables durante años. Hasta siete denuncias por racismo ha recibido la Liga Profesional de Fútbol regida por un sujeto impresentable llamado Javier Tebas, sin actuar en ninguna y archivándolas a pesar de los testimonios filmados sobre los hechos en campos de Primera División como el Metropolitano sin ir más lejos. Tebas,  que la mañana siguiente de la vergüenza en campo valencianista, convocó una rueda de prensa para descalificar a Vinicius e intentar convertir en culpable a la víctima, no ha querido saber nada de estas situaciones odiosas ni siquiera cuando unos desalmados colgaron una imagen del propio Vinicius pendiendo de una cuerda bajo un puente. Paradójicamente y tras esa comparecencia pública que sonroja y avergüenza, ha tratado de salir de este sainete con vida. Tebas es indigno de representar a la patronal del fútbol y Rubiales es también indigno de ostentar la presidencia del órgano federativo.
Ayer, las autoridades reaccionaron por fin. Se practicaron las detenciones de los tres sujetos que ahorcaron a Vinicius en efigie y, ante la presión suscitada por este odioso capítulo, el Valencia se puso al tajo y localizó al supuesto autor de los insultos que pagará por todo el campo porque los audios y los vídeos que se registraron en el vergonzoso partido dan cuenta de que no fue uno sino cientos quienes se comportaron como salvajes A uno de ellos le toca hacer de chivo.  

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