Opinión

Cosas que pasan y pasan

Que la historia es caprichosa no creo que merezca ser demostrado. Y sus insondables destinos -que si están escritos permanecen sin embargo ignotos para los mortales- se empeñan en manifestar permanentemente el enigma que rodea nuestra propia existencia. Sirva como ejemplo, la dramática casualidad que se advierte en el fallecimiento de Mohamed Al Fayed, el multimillonario inglés de origen hindú propietario de los almacenes Harrod´s de Londres y del Fulham F.C, quien murió el pasado jueves a la edad de 92 años, justamente el mismo día pero 26 años después de que su hijo Dodi y la princesa Diana de Gales fueran víctimas de un trágico accidente de tráfico cuando eran perseguidos por una nube de paparazzi dispuestos a todo por obtener una foto de la pareja de moda en aquel mundo finisecular. Al Fayed nunca creyó que la muerte de su hijo y su pareja respondieran a un hecho casual, y pasó el resto de su vida tratando de hallar razones suficientes que responsabilizaran de las muertes a los medios de prensa involucrados en la persecución que acabó en el fondo del paso subterráneo de L’Alma en París, a 31 de agosto de 1997.

El verano que se va, se va sin embargo decididamente empeñado en no pasar desapercibido.  Hay, -también ayer- un informe redactado por la Guardia Civil cuya investigación concluye que debido a las intervención del entonces vicepresidente del Comité de Árbitros, José María Enríquez Negreira, el arbitraje no fue imparcial en España durante el tiempo en el que el árbitro mencionado estuvo cobrando cantidades a cuenta de sus servicios al Club de Fútbol Barcelona como segundo del presidente del Comité, Victoriano Sánchez Arminio. El informe, responde a la solicitud del juzgado que investiga este episodio. Su conocimiento coincide con la decisión tomada por el Tribunal Administrativo del Deporte que encuentra a Luis Rubiales responsable de dos faltas graves pero no suficientemente graves para inhabilitarlo a perpetuidad. El ministro del ramo, Miquel Iceta –que no tiene ni la más remota idea de Deporte y cuya ignorancia se amplia probablemente a la mayor parte de los campos del saber humano salvo la danza- tampoco sabe qué hacer con el caso como es su costumbre. Por completo desentendido del caso Negreira, tras comprometerse a acabar con Rubiales cabe la posibilidad de que condenen a Negreira y absuelvan a Rubiales. Iceta está hecho un lío. Como siempre.

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