Opinión

Adelanto electoral

La convocatoria de las elecciones al Parlamento catalán que anuncia Aragonés urgido por la parálisis que una cámara atomizada impone en la política catalana con el obstáculo insalvable al parecer en punta de los Comunes que se han enrocado en su oposición al famoso casino agazapado, marca en rojo intenso el calendario de los próximos meses. La consulta se llevará a cabo el día 12 de mayo y lo que de ahí salga  -y salga lo que salga- incidirá de modo muy intenso en la política nacional, mientras el sufrido pueblo se encamina al verano y aspira a quitarse la roña de las frustraciones con agua de mar y aires de chiringuito playero.
Visto desde la barrera, sin tener sobre la materia un conocimiento suficiente para emitir opiniones dignas de tenerse en cuenta, y con un interés relativo en lo que allí se cuece, el firmante sospecha que el rompecabezas de la política catalana es tal que ni siquiera los catalanes – o sobre todo ellos- lo tienen ni medio claro y viven pendientes de un marco parlamentario que es un auténtico caos marcado por la disgregación del voto, la abundancia de formaciones en liza y las malas relaciones que distinguen a todos ellos cuyo bloque independentista no tiene otra materia en la que coincidir que sus deseos de independencia. El resto es una disensión permanente y sospecho que una parálisis más que evidente a la vista de los desastres que en materia de gobernación y administración se producen en aquellas latitudes. Ninguno se pone de acuerdo y las descalificaciones y los reproches son permanentes. Marta Vilalta, portavoz de ERC criticaba hace unos días con amargura el comportamiento de los ecologistas: “En Madrid gobiernan con el PSOE y aquí no se avienen ni a respaldar los presupuestos”.
Los que entienden de política advierten en este adelanto –correspondería tocar a urnas el siguiente febrero- una estación de tránsito para la posibilidad de convocar desde el poder unas elecciones generales, pero no tengo yo esa sospecha. La fragilidad del equipo de Sánchez y su heterogéneo ministerio  lo tiene todo en vilo y no  se ha ocupado de otra cosa que de gestionar la famosa ley de amnistía, pero tampoco está muy claro que pueda estar operativa para entonces. Y eso que Junts sugiere que puede contar con Puigdemont como cabeza de sus listas. 

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