Opinión

Pierre Sánchez y la toma de Madrid

Pues, dilecta leyente, a mí lo que pasase en estas elecciones en Madrid me traería al pairo, si no fuera porque es la capital del Estado. Claro que podía hacer como Figo cuando le preguntaron si era madridista y contestó: “Yo soy portugués”. Confundiendo el equipo al que pertenecía, con la ciudad en la que vivía. Pues bien, yo soy canario y por ello español, y lo que suceda en el Madrid de mis amores, me afecta, para bien o para mal.

Y asistimos a una lucha desigual entre Pierre Sanchez, que acude con toda su artillería al asalto de la capital, que tiene sitiada con su charanga de secuaces, utilizando el aparato del Estado, de muy cuestionable legalidad, para su uso personal, empleando como arietes a la prensa adicta al felón, a una parte de la Justicia con el fiel de la balanza inclinado a la izquierda (caso Cantó), encuestas amañadas, al servicio del “doctor” de la falacia y el devastamiento, y con toda la abyecta rojería atacando desde distintos ángulos. Mientras, el “príncipe de las cloacas” se vale, cual un ventrílocuo, del títere Gabilondo para sorprender a los hidalgos castellanos con el mismo ardid de los griegos con el caballo de Troya, esperando sorprender confiada a Isabel y acabar cobardemente con su resistencia; pero la heroína goyesca, que conoce al sátrapa, resiste emulando a Agustina de Aragón, para defender la libertad, la pacífica convivencia y el bienestar social y económico de los madrileños, frente a la “rata de dos patas” como diría Paquita La Del Barrio, que pretende imponer su régimen social comunista.

Así, el “camaleón de la política”, se comporta como el pez payaso frente a los tiburones independentistas y los herederos de ETA y como una hiena frente a la patriótica Ayuso. Todo vale para este travestido de demócrata con tal de alcanzar sus ponzoñosos objetivos.

Isabel, hace bien en plantar cara a todos los embates del “demonio de Tasmania”,artillero de boñigas de vaca loca con diarrea, que fabrican los bastardos bolcheviques en sus fétidos escaños.

Al final, ella bailará el diáfano y castizo chotis, mientras él preferirá el baile de disfraces, para cubrir su careto de arrogante farsante, y este menda celebrará su victoria con un bocadillo de calamares que encargará en su garito preferido, servido por la bella Alba. Y si perdemos Madrid, siempre nos quedará algún pueblo de la costa gallega, donde nos repondremos con un pulpo a la feria.

Le sugiero a Isabel que adopte el eslogan “Todos los paletos, fuera de Madrid”, estribillo de una canción de la movida madrileña.

¡Es coña, con que se vaya Pierre Sánchez sería suficiente!

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