Opinión

YA ESTÁ BIEN DE SENADO

Mi amigo Gorecho llegó contento y me comenzó a contar lo que está sucediendo en el Senado.


-¿Que?, le pregunto.


-O sea, que no te enteras. Ahora mismo se está produciendo un fenómeno de política valiente, que yo llamo así porque nadie era capaz de meterse en sus entrañas políticas para acabar con él. No te enteras. Me refiero a ese bichazo que no sirve para nada: el Senado. Hay que eliminarlo. Y al fin, un héroe, un Savonarola, está trabajando en ello.


-¿No me digas? Con el tiempo que pierden dándole vueltas y aprobando leyecitas que se podrían suprimir o enviar directamente a las Cortes para que las estudiasen y con la tela marinera, los dineros, que se ahorrarían...¡ya era hora! Cuéntame cómo es eso...


-Sencillo: el diputado Ramón Jáuregui, que es un hombre a lo que se ve moderno y ahorrador, ha realizado un estudio sobre la viabilidad de la eliminación del Senado. ¡Ojalá acierte Jáuregui, que deberá insistir mientras un grupo de 'biensentados' en sus cómodos escaños se mostrarán renuentes a su desaparición. Un representante por autonomía sería suficiente para formar una institución solvente y capaz para resolver las necesidades precisas y el ahorro económico sería muy importante.


Las ventajas serían: menor número de personajes políticos con cargo importante para solventar los asuntos legales que correspondan solamente a espacios políticos autonómicos; es decir, menos 'jefes', menos personal de oficina y sobre todo más tranquilidad y acercamiento individual para tratar con éxito y en menos espacio temporal y físico aquello que se precisase. Más garantía de ahorro: menos dietas 'viajeras' y más eficacia.


Como diría Gorecho: Cuanto menos bulto, más claridad. Y si alguno no recuerda lo que hizo Savonarola, este fraile dominico sirvió a Lorenzo de Médici, que predicó contra el lujo y el lucro burocrático y la depravación de los poderosos. Savonarola se propasó en su celo y murió quemado. Eran otros tiempos.


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