Al llegar Gorecho a la tertulia se le erizaron los pelos de la cabeza ante el susto de una multitud o casi multitud- que llenaba y daba arrechuchos a diestro y siniestro y estenosis plurales a todos los asistentes en la cafetería que viene haciendo de local para nuestras reuniones y que esta vez ha superado todas. ¡Que movida! Y allí estaba don Víctor subido en el asiento de una silla haciéndose oír y en un momento de silencio gritó:
-Tenemos que unirnos esta vez con más intensidad y longura de tiempo a la protesta que en la Universidad central madrileña han organizado. Ya sabéis que el lunes pasado los estudiantes y sus sindicatos montaron un pifostio de órdago cundo se iba a realizar la apertura del curso 2012-13, que hubo de suspenderse ante los gritos, los pitidos y los abucheos de más de un centenar de representantes de los sindicatos y de los estudiantes con sus quejas por la subida de las tasas, y por los recortes a tantos sueldos, nóminas, precios para asistencias inevitables, etc.
Se elevaron las voces y las pancartas con textos bien claros, que alzaban los jóvenes: Huelga indefinida ; No a la privatización de la sanidad y la educación... (Aquí alguien cortó a don Verísimo: Qué tiene que ver la Sanidad con los estudiantes. Cada cosa en su sitio.)
Alguien contestó: Ya de paso se dice lo que se siente, es lógico. Además también se estudia medicina. Y don Víctor siguió contando: Había muchas más, algunas de las cuales se salen del toril, pero arremeten con razón:Que casualidad, el hijo de un obrero no puede estudiar, que debió escribir un mal poeta. Aunque el bueno siempre alcanza becas, ¿o no? (Algunos abuchearon a don Víctor. Pero don Victor siguió: Ésta sí que es buena. Ahí es donde hay que tocar, que barrer, que equlibrar: Fuera los políticos y empresarios.)
Eso. eso, gritaron también los contertulios políiticos y sindicalistas que estaban allí. Y hubo un extraño asistente que dijo: No sé yo para que sirven estas manifestaciones y carteles y gritos... No tienen camino a donde llegar, coñe. Alguna mani, dice lo de fuera políticos y muchos lo piden de buena fe. ¿Tendrán razón?, dijo D. Verísimo, es que algunos no sirven para nada.
