Opinión

Spain is alive

Spain is alive” (España está viva). No basta la incuria de sus dirigentes, la irresponsabilidad de sus políticos, la dejación de su rey, el nihilismo impío de sus iglesias, la insensatez de su duopolio televisivo; ni siquiera basta el Covid-19 con su curva mortal, tras la que acechan los cuervos y sonríe la de la guadaña, para acabar con España.   
“Spain is alive” a pesar de que nuestra ministra de defensa, Margarita “no me quieres”, reviviendo la leyenda negra del medievo haya aireado a los cuatro vientos (en un alarde de traslucidez/estupidez fuera de punto) que en las residencias de la tercera edad yacen yuxtapuestos, vivos y muertos, los ancianos; a pesar de que las agencias de desinformación hayan distorsionado a los cuatro bulos que en su capital, Madrid, los cadáveres se amojaman insepultos en las pistas de patinaje sobre hielo (en vez de resaltar la sensatez de la medida transitoria); a pesar de que los diecisiete reinos de taifas manifiesten a los cinco continentes que no pueden rapiñar nada del Estado porque el gobierno central lo tiene todo acaparado. A  pesar de todo, sí, España está viva. 

Tiramos piedras contra nuestros ventanales en una algarabía de impostada transparencia que espanta al mundo y hace cundir entre los nuestros la desesperanza. Menos ruedas de prensa y más EPIS, maldita sea. Luego querremos que América nos compre, Europa nos crea, Asia nos contrate, África nos respete e Iberoamérica se enorgullezca de nuestras carabelas. Y también querremos que regresen pronto los turistas.

Lo que no nos mata nos hace más fuertes, pero algo habremos de poner de nuestra parte. Al salir de este sindiós, hagamos un cambio de (sin) sentido cuanto antes. A saber: 1.- Democracia toda la del mundo, cachondeo el justo y monarquía vigilada. 2.- Una sola nación, una sola historia, una sola escuela, una sola sanidad, una sola policía y una ley que no discrimine entre hombres y mujeres. 3.- Tres comunidades históricas, pero nada de transferencias esenciales ni de estatutos que atenten contra la unidad de España. 4.- Todas las religiones, todas las teologías, todos los dioses del Olimpo siempre que, amén de autofinanciarse, respeten el divino paganismo. 5.- Un referéndum sin trampa ni cartón: ¿Queréis o no queréis las diecisiete cleptocracias? No vale contestar “depende”, a la gallega; ni “la pela es la pela”, a la catalana, ni “nola soñu, ala danza” (como el son, así la danza) a la de los que siempre ganan en las regatas con las traineras trucadas por las prebendas presupuestarias.     

Y entretanto que se entere el mundo entero: “Spain is different, yes, but it is alive”. Porque, al igual que sus toros bravos se crecen en el castigo, su gente se agiganta en la desgracia. Ahora, más que nunca: ¡Viva España! 

Te puede interesar