Opinión

Vigo es ciudad y puerto

La bandera oficial de la Ciudad de Vigo es la de su puerto y no por casualidad sino porque el nacimiento y desarrollo de la urbe del Castillo, el Olivo y el Mar está frente al Atlántico. No se puede concebir Vigo sin su puerto y ahí, en el hecho histórico de expandir sus muelles, reside la diferencia con el resto de municipios similares en las Rías Baixas. Cangas podría haber sido Vigo, también Pontevedra o Nigrán, todos tenían posibilidades, pero ninguno de estos ayuntamientos desarrolló un puerto general de primera categoría, con capacidad para mover cinco millones de toneladas de carga general, sin graneles, al contrario que las terminales marítimas del Norte de Galicia, que suman el doble o el triple en sus registros aunque con rendimientos mucho menores.

Que Vigo sea sobre todo y ante todo un puerto ha conllevado sacrificios, sobradamente compensados. La ciudad perdió algunas de sus playas -como las de Bouzas, Coia o Areal y Guixar- pero a cambio progresó como ninguna otra en Europa en el siglo XX, creando empleo, trayendo población y generando las condiciones necesarias que firmas como PSA se instalaran. La mayoría humana se ha terminado transformando en servicios como las autopistas, el aeropuerto o la universidad, entre otros muchos. Sin el puerto, muy difícil, casi impensable, que grandes empresas apostaran por esta ciudad. Continúa siendo su mejor baza ahora, en pleno proceso de transformación. Vigo puede traicionarse a sí  mismo y poner obstáculos a que su puerto sea competitivo y atractivo. No sería nada desconocido. Como tampoco el resultado de una política así.

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