Opinión

Un polígono que ya no será

El actual delegado de Zona Franca (CZF), David Regades, ha mantenido la coherencia y continuidad institucional sobre el polígono de Matamá: dice lo mismo que su antecesora, Teresa Pedrosa, y por omisión los anteriores directores del consorcio vigués. El polígono fue bautizado como As Barrocas y figuró durante un tiempo en la lista de prioridades en suelo industrial de CZF, que llegó a realizar un anteproyecto e invertir 1,2 millones en la compra de terrenos. Se anunció su advenimiento como una gran noticia: el último parque empresarial en el municipio vigués, destinado a albergar firmas de la automoción y a acoger las naves frigoríficas de Beiramar así como conserveras interesadas en trasladarse. El asunto sonaba muy bien, se hicieron algunos dibujos y varias empresas se apuntaron, entre ellas la conservera Orbe, que ya hace tiempo abandonó la idea al ver que no se movía y trasladó su producción fuera de la ciudad. El resto es conocido: los congeladores de Jacinto Benavente fueron cerrando uno tras otro y lo que tenía que ser una zona de lujo en torno al Auditorio -directamente afectado- se ha convertido en lo que es hoy, y eso que el Puerto ha tenido la buena disposición de retomar el negocio frigorífico.
Zona Franca cree que el desarrollo del parque de Matamá es imposible por la orografía complicada, que obligaría a fuertes inversiones que a la larga llevarían a que las parcelas tendrían precios muy altos. Y además, la comunidad de montes de Matamá se opone. Mejor será que las empresas que carezcan de espacio se vayan a Mos o al Puerto Seco antes que a Valença, pero los 110 kilómetros cuadrados del municipio vigués, el triple que Coruña, dan para casi todo. Así Vigo va perdiendo fuelle.

Te puede interesar