Opinión

Ser una capital

Mucho han cambiado las cosas -para mejor- en las relaciones entre Vigo y la Administración. O dicho de otra forma, entre la mayor ciudad de Galicia y su aparato administrativo y judicial, ahora equilibrados. Hace 20 años, la urbe del Castillo, el Olivo y el Mar estaba a años luz de Pontevedra, que como capital ejercía y disponía de servicios por el simple hecho de serlo. Hoy no es así. En Vigo hay prácticamente las mismas dependencias que en la Boa Vila, salvo algunas excepciones de las que hablamos aquí arriba relacionadas con asuntos  en general de importancia muy relativa, como los permisos de armas y otros trámites. Quizá lo más importante que resta por normalizar es la inexistencia de un juzgado de Menores, lo que trae no pocos problemas porque la mayoría de los casos que se ven en Pontevedra llegan desde Vigo. Los abogados vigueses no han perdido la ocasión de reclamar que se abra uno y supongo que antes o después de conseguirá como antes el Mercantil, el Contencioso y el de Violencia sobre la mujer, entre otros. 

Vigo es de hecho doble capital, de su provincia marítima  -los barcos de Pontevedra o Marín se matriculan como vigueses- y de la eclesiástica, con el obispo con sede episcopal en el parque de A Guía, después del traslado desde Tui en una prueba de que la Iglesia a menudo está más atenta a los cambios. Es también singular en Galicia como sede de una de las cinco delegaciones en que la Xunta -decisión de Feijóo en su primer mandato- dividió el territorio. Un hecho al que en Vigo no se le dio la relevancia que merecía: en Pontevedra en cambio sí, y provocó una manifestación orquestada por el entonces y hoy alcalde Miguel Anxo Fernández Lores, que se apuntó con todo éxito al localismo siendo miembro destacado del BNG. Lores le dijo a Feijóo entonces que aceptaba que la Xunta abriera en Vigo una oficina pero siempre que fuera de menor rango, una subdelegación autónoma pero supeditada a Pontevedra. Se negó. 

Vigo también ha conseguido mediante una norma aprobada por unanimidad en el Parlamento de Galicia -la ley del Área Metropolitana- tener como cabecera de la comarca el mismo estatus que cualquier otra capital gallega de cara a los servicios que se creen en el futuro: igual que Pontevedra, ya tiene derecho de iure a lograr nuevas dotaciones administrativas. Tiene todo eso Vigo, pero todavía -me temo- no la conciencia de que ser capital además de ventajas conlleva ciertas exigencias. Si a los vecinos del entorno se les obliga a venir a Vigo para estudiar en la Universidad, hacer papeleos en sus tribunales o en las delegaciones del Gobierno gallego o de Hacienda o la Seguridad Social, o ser hospitalizados en el Cunqueiro, Meixoeiro o Povisa, parece bastante lógico que a todos ellos se les faciliten medios, transportes y acceso. Eso es ser una capital. En definitiva, Vigo será una ciudad metropolitana o no será.

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