Opinión

30 años de excepción

La Delegación del Gobierno cumplió 30 años en A Coruña y ayer lo celebró, lógicamente. Lo que iba a ser una oficina provisional para atender que Domingo García Sabell, primer delegado, era vecino de la capital herculina -eso se dijo- se ha convertido en una sede definitiva. No me parece mal. Galicia no tiene por qué repetir el antiguo modelo administrativo, concentrando ahora la totalidad de servicios  en Santiago, y en esta misma línea hay que celebrar que la Xunta haya dividido la comunidad en cinco territorios con otros tantos delegados, uno en Vigo, independiente de Pontevedra, como también lo son las dos áreas sanitarias. Pero es cierto que se trata de una excepción. En el resto de España, las delegaciones del Gobierno se encuentran donde la sede de las instituciones autonómicas, pero no en Galicia. A Coruña también cuenta con el Tribunal Superior de Xustiza, lo que se explica porque heredó la Audiencia Territorial gallega. Pero es también otra excepción. ¿Y Vigo? Además de haber conseguido una delegación propia de la Xunta, lo que en su día pasó casi desapercibido en la ciudad -no así en Pontevedra, con manifestación alentada por su alcalde, nacionalista gallego por la mañana y localista provincialista por la tarde- cuenta con argumentos de sobra para dar un paso adelante en su armazón administrativo. Aprovechando que Coruña celebra sus 30 años de Delegación, Vigo podría reclamar una sección del Tribunal Superior, como antes la Audiencia Provincial y por idéntico motivo: una cuestión de categoría. Ningún motivo legal impide que en Vigo se instale una parte del tribunal gallego. Así se hizo en Andalucía. Y además, hay sitio en la Cidade da Xustiza. 

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