Opinión

Portuarios

Ha tenido suerte Vigo con sus presidentes del Puerto: incluso los que estaban de paso hacia otros destinos se preocuparon de verdad por que la institución funcionara y las terminales fueran operativas y atractivas. Me quedo con dos ejemplos. Uno, Elena Espinosa, hoy concejala y diputada autonómica, antes ministra y hace 30 años presidenta de la Autoridad Portuaria, quien acabó en el banquillo acusada de un delito contra el medio ambiente por el “relleno” de Bouzas. Fue absuelta, pero no se libró de la pena de la foto. Gracias a su decisión, Vigo tiene una terminal modélica de automóviles, clave para garantizar la presencia de Stellantis. Sin la plataforma de Bouzas, hace años que habría desviado su producción a otras plantas.

También tuvo que soportar la “pena del telediario” Julio Pedrosa por defender la puesta en marcha del muelle de Areal, hoy clave para el movimiento de mercancía general, entonces una zona sin apenas uso al haber quedado obsoleta. Pedrosa se encontró de frente con el autobús antiportuario que conducían por turnos los entonces responsables municipales y del periódico de enfrente, empeñados en torpedear un proyecto que tenía todos los informes favorables, como se pudo constatar años después cuando fue avalado por los tribunales. Fue una pérdida de tiempo absurda que solo sirvió para poner en problemas al Puerto y con ello a Vigo. Luego, los sucesores de Pedrosa, Jesús Paz y luego Corina Porro, pusieron en marcha la construcción del muelle, con menores dimensiones, pero al menos operativo.

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