Navia es el presente y futuro de Vigo y el único barrio que va a seguir creciendo con seguridad con la ampliación en marcha de 1.600 viviendas que traerá otras 5.000 personas a residir a un ámbito de mayor atractivo que el polígono original. La segunda fase prevé edificaciones de menor altura, más zonas verdes -a ver si es verdad, la tala realizada dejó aquello como Mordor- y la integración con la parroquia de San Paio para conformar un todo coherente. Otra cuestión no menor es la conexión con el resto de la ciudad, que continúa pendiente y no va a ser fácil ni barato de resolver. La solución mejor, la más cara, exige soterrar la VG-20 que divide Navia de Coia desde la avenida de Europa hasta el entorno de Balaídos. Solo así Navia dejará de ser una isla y formará parte de Vigo. La creación de “islas” es muy típico del desarrollismo vigués. Coia lo fue en su día, todo un barrio de 30.000 personas que nació de la noche a la mañana y que estaba desconectado del resto, aunque la avenida Castelao permitió hacer más fácil la integración. También son “islas” buena parte de la calle Aragón y el entorno de Balaídos-Fragoso, con calles por terminar desde hace décadas. Muy vigués.
Navia es también una solución, al urbanizarse siguiendo el modelo de una pequeña “Brasilia”, partiendo desde cero, y con propuestas dotacionales avanzadas, aunque no todas acertadas, como el parque central, obra de la arquitectura de vanguardia pero poco eficiente. El barrio más joven de Vigo es muy singular en todo, comenzando por contar con una pirámide demográfica propia, con una edad media en torno a los 35 años, frente a los 45 a 49 del municipio. Y en política, siempre vota de forma muy mayoritaria a la izquierda. Fue el primer lugar de Vigo donde ganó Podemos, luego arrasó el PSOE y en las recientes autonómicas le tocó el turno al BNG. Lo más curioso es que se trata de una promoción de la Xunta, que ha tratado de mimar el barrio, sin éxito, como se puede comprobar electoralmente. Así son las cosas.
