Y de repente... otra vez el AVE por Cerdedo sonó en el Parlamento gallego, un clásico desde hace 20 años que repunta cada cierto tiempo para volver a hibernar. El último motivo ha sido el cambio en el Ministerio de Transportes y la llegada de su nuevo titular, el ocurrente Óscar Puente, que dijo en el periódico de enfrente una verdad un día, que no hay plazos ni expectativas reales para la alta velocidad directa de Vigo a Ourense, para al siguiente negarse a sí mismo y asegurar que se mantiene todo. ¿Qué se mantiene exactamente? En los cinco últimos años, con tres ministros del PSOE, se hizo un estudio hidrogeológico que duró más de tres años y a continuación se sometió al dictamen de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que le dio su visto bueno. Y ahí quedó todo una vez más hasta el próximo estudio, informe o proyecto.
En los años anteriores se realizaron dos planes informativos sobre el trazado y una evaluación ambiental que quedó desfasada al modificarse una parte del recorrido, por lo que hubo que volver al punto de partida. Eso fue con Ana Pastor, del PP, al frente. Si echamos la vista atrás hay que anotar el encargo de un proyecto básico no constructivo siendo ministro José Blanco, del PSOE, y todavía más alejado en el tiempo, hace 20 años, otro estudio realizado por Cascos, del PP a petición de la Xunta sobre la propuesta de UGT sobre la viabilidad de una variante de alta velocidad que evitara dar un largo rodeo por Santiago. Ahí nació todo y ahí murió.
Ni siquiera UGT considera viable su propia criatura, mientras los sucesivos gobiernos, con el PSOE la mayor parte del tiempo (13 años), han ido amagando y aumentando el hipotético precio de la hipotética obra, que en la última valoración alcanzaba los 2.300 millones de euros. El futuro se escribió en el pasado: de Vigo a Ourense por Santiago, lo demás, placebos.
