Opinión

Madrid, Palma, Málaga, Vigo

Las tres ciudades que más han crecido en el siglo XXI en España son, por este orden, Madrid, Palma y Málaga, que incrementaron sus respectivas poblaciones en torno a un 10 por ciento. La capital española, la que más en números absolutos, al sumar 300.000 habitantes, tantos como Vigo en toda su historia. Palma sumó casi 100.000 y otros 70.000 Málaga. También anotaron  un 10 por ciento o incluso más Alicante y Zaragoza. En cambio, han retrocedido Barcelona y Bilbao, sobre todo esta última: la capital vasca, que llego a ser la tercera urbe de España, ocupa ahora el puesto 11, tras dejarse desde 1981 nada menos que 70.000 vecinos. Cierto que su área metropolitana ha seguido creciendo, pero no es lo mismo. Además, tanto Bilbao como Barcelona no tienen posibilidades de sumar más población al ser dos municipios acotados por montes y ríos.

Algunos creen que cantidad no es calidad y los más radicales apuestan directamente por decrecer, pero están equivocados: estas ciudades, la mayoría en el arco mediterráneo, se disparan porque resultan atractivas, se han convertido en imanes en empleo y han desarrollado políticas de vivienda eficientes que han atrapado población. Y eso se traduce en mayor proyección exterior y con ello mejores servicios para sus ciudadanos. 

¿Y Vigo? Desde que se inció el siglo, la primera ciudad gallega ha aumentado su censo en un ridículo 0,4 por ciento, y eso gracias a los dos últimos años en que las cosas han ido mejor gracias a la llegada masiva de inmigración internacional. El caso vigués se encuadra dentro la caída generalizada de las comunidades del arco atlántico-cantábrico, todas ellas envejecidas y en descenso, y en la falta de una política de incentivos. Añadiría que Vigo ha dejado de ser un imán para convertirse en una ciudad mediana en el panorama nacional, cuando hace algunas décadas aspiraba a jugar en las grandes ligas por su potencia industrial y desarrollo demográfico. No estaban tan lejos de Málaga, a la altura de Córdoba o Palma, y muy por encima de Alicante, ciudades todas ellas que han dado un estirón. Como placebo, anotar que la diferencia con A Coruña se mantiene en unos 50.000 vecinos.

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