José Blanco fue durante poco más de dos años ministro de Fomento, una etapa corta que en Vigo dejó huella. Suya fue la decisión de que hubiera dos estaciones, lo que sus sucesores lamentaron por dificultades de gestión ferroviaria y coste de mantenimiento. Una de ellas, la de Guixar, se ha convertido en un apeadero que probablemente acabará desapareciendo gracias a la condena al olvido de la línea del Miño, que se cerrará durante ocho meses, y la futurible salida sur, que llevará todo el tráfico a Urzaiz.
Pero también fue de Blanco la decisión de que el puerto vigués no fuera de primera categoría de la UE, “nodal”, mientras que sí fue designado así A Coruña. La excusa fue doble: por el mayor movimiento en toneladas del puerto coruñés y el bajo tráfico de mercancías por ferrocarril en Vigo. Lo segundo está en vías de solventarse; lo primero, una mentira disfrazada. Me explico. El puerto vigués es líder en Galicia en casi todo, concentrando la automoción, la pesca y los contenedores, por donde se mueve el comercio internacional marítimo: supone el 70 por ciento de las exportaciones gallegas por mar. Todo ello se ha calculado: el valor industrial es de unos 16.000 millones de euros. A Coruña es una terminal granelera, una especie de gasolinera, con conductos por los que pasan millones de litros de la refinería. Y poco más. Su valor industrial está lejísimos de Vigo y su impacto comercial prácticamente es nulo. Todo eso lo sabía perfectamente José Blanco, quien tomó una decisión política que desde entonces padece la Autoridad Portuaria viguesa. Supuso la pérdida de financiación comunitaria, aunque los responsables vigueses se han apañado gracias a acuerdos con otros puertos nodales. Pero no deja de ser una argucia. Y sobre todo, no puede ser que Vigo no tenga el nivel de Coruña, Gijón, Bilbao o Leixoes-Oporto. Es también una cuestión de categoría.
Por otra parte, una última reflexión sobre las elecciones. El Partido Popular se mantiene en Galicia tan sólido como siempre; el BNG ha crecido y mucho, pero solo hasta el que el PSOE se recupere, plantee un programa atractivo y vuelva a ser el que fue antes del Muro que le impide pescar votos al otro lado.
