Opinión

Tres etapas del puente que unió a vigo

El puente de Rande tiene ya un sitio ganado en la iconografía viguesa como un símbolo metropolitano, de la ciudad y de la Ría. Los vigueses lo tienen como parte de su paisaje, aunque en términos administrativos ni un metro está en su territorio, dividido entre Redondela y Vilaboa. Parece que siempre ha estado ahí, pero no es así en absoluto, y no lleva ni 40 años funcionando. Pero más allá de la obra en sí mismo, su peso en la construcción del gran Vigo resulta clave. Sólo con el puente se ha podido comenzar a visualizar una ciudad con dos barrios, uno en cada lado del mar vigués. Antes, cruzar la Ría en coche era imposible y las carreteras del Morrazo dan cuenta de ello: pequeñas y sinuosas para un tráfico local muy reducido. En cambio, el servicio marítimo estaba en alza y llegó a transportar hasta tres millones de pasajeros al año, incluso más. 
Aunque el puente fue abierto en 1981, y a partir de entonces el Morrazo dejó de ser una especie de isla, lo que incluso forjó el carácter local, no sería hasta mucho después, en 2006, cuando se produjo un cambio esencial -la segunda etapa- al eliminarse en apariencia -lo comenzaron a abonar Xunta y Fomento- el peaje para cruzar de una a otra orilla. Justo a continuación se contabilizó el mayor número de recorridos entre ambos lados. Y no es en absoluto casualidad: coincidió el momento álgido del ciclo alcista de la economía con el final del pago, que era una barrera más mental que real. Y el resultado fue llamativo: el puente se quedó pequeño y obligó a plantear una ampliación, la que ahora se ejecuta, mientras el transporte marítimo comenzó a decaer hasta rozar su desaparición, incapaz de competir con la autopista. 
La puesta en marcha de los nuevos carriles del puente y su entronque con la autovía del Morrazo -otra que acumula retraso, justificado para salvar el castro de Montealegre- se podría considerar como una nueva y definitiva etapa en la historia de Rande y de la construcción real del área metropolitana de los ciudadanos del mismo entorno social, cultural, industrial y de servicios. Otra cosa será ver algún día la construcción del Área Metropolitana política y administrativa, dos veces fracasada. Continuará...

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