Opinión

Disparen al pie

Hace algo más de 30 años nació la terminal de contenedores, que elevaría de nivel al puerto y a la ciudad. Fue una iniciativa del Grupo Davila atendida de forma eficiente por Elena Espinosa, entonces presidenta de la Autoridad Portuaria, luego ministra. Comenzó en 1993 y poco a poco ha ido creciendo hasta convertir a Vigo en el quinto puerto exportador de España. Hasta ese momento, era un puerto pesquero con líneas de carga general y algunos coches embarcados. En estos 30 años todo ha cambiado para mejor, pese a los disparos en el propio pie, también con notable éxito. 

Destaco dos por los kilómetros de páginas publicadas y sus largos procesos judiciales, ambos finalizados con victoria del Puerto: Areal y Bouzas. En Areal se buscaba ampliar una plataforma sin uso, y para ello se puso en marcha el proyecto siguiendo el Plan Especial, aún en vigor, aprobado por el Concello. El frente antiportuario cerró filas y logró paralizar la obra. Finalmente, se pudo reanudar años después, cuando el ciclo de la economía había cambiado a peor, y con un proyecto inferior y menos eficiente. En cuanto a Bouzas, se puede resumir con facilidad: sin la terminal de coches es más que probable que Stellantis hubiera abandonado Vigo. Que exista Bouzas es la garantía de que la automoción seguirá anclada a esta ciudad. Por eso antes o después hará falta el tren. No va a ser mañana, pero quizá sí dentro de diez años y sin que afecte a la ciudad. Imposible no es: así será la salida sur, desde Urzaiz. Si es que se hace, claro.

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