Opinión

Aquel día fatídico

Lo explica muy bien Amor Towles en su genial “Un caballero en Moscú”, cuando -cito- se refiere a que el historiador cuenta con la ventaja del tiempo, cuando mira hacia atrás y señala una fecha, el punto de inflexión, el factor decisivo, el día fatídico que alteró por completo todo lo que vino a continuación. En definitiva, en qué momento se jodió todo, como se preguntaba Mario Vargas Llosa sobre Perú en “Conversación en la catedral”. No queda claro. En cambio, sí se sabe que en España fue hace veinte años, el once de marzo de 2004, fecha desde la que nada bueno ha pasado. ¿Y Vigo? Podría tomarse hace diez años, en 2014, cuando una asamblea de la comunidad de montes de Cabral votó en contra de un acuerdo con la empresa Eurofund para poner un precio a la expropiación de cientos de miles de metros en Puxeiros para desarrollar un complejo de ocio y comercio de nivel nacional en una zona que lo permitía el Plan General en vigor. 

El inesperado “no” de los comuneros hizo cambiar la perspectiva al Concello, que hasta ese momento se mostraba más a favor que en contra. Después llegó la caída del Plan General de 2008, golpe decisivo, y la decisión de que el nuevo Plan no permitiría una zona comercial en Puxeiros. Eurofund iba a invertir entre 600 y mil millones -sin ayudas públicas- para construir Porto Cabral, a imagen y semejanza de Puerto Venecia de Zaragoza, que atrae cada año más de 20 millones de visitantes. Iba a crear unos 3.000 empleos y apuntalar el sector terciario para que Vigo tuviera un soporte más en su economía además de la automoción y la industria marítimo-pesquera. Todo eso se perdió. Eurofund desvió su inversión proyectada a otras ciudades, entre ellas Lisboa, donde le ha ido muy bien.  

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