La asociación Amigos de los Pazos, con medio siglo de actividad, merecería el Vigués Distinguido porque cumple con su requisito: ha contribuido a mejorar la ciudad con sus actuaciones, logradas a base de constancia y precisión en los datos aportados. Sorprendentemente, nadie se ha acordado de Amigos de los Pazos y el único reconocimiento ha sido individual, para Juan Manuel López-Chaves, su presidente histórico. Esta semana celebraba los 40 años de la declaración del Camino de Santiago como Bien Cultural Común Europeo, lo que supuso su relanzamiento. Y en ello también tuvo que ver la asociación viguesa. Entre sus logros, anotemos dos.
Uno, su campaña imparable para conseguir que el ungüentario romano hallado en la calle Areal, uno de los primeros signos del inicio de peregrinaciones a Tierra Santa, volviera a Vigo. No fue nada fácil conseguirlo: la Xunta, entonces con el bipartito, se empeñó en que se convirtiera en una pieza destacada del Museo de las Peregrinaciones compostelano, que no acababa de arrancar, y se negó durante tres años a cambiar de opinión. La presión mantenida tuvo éxito y hoy se exhibe en el Museo del Mar, quizá no el lugar más adecuado, aunque esa es otra historia.
Dos, más importante, haber conseguido hacer oficial el Camino Portugués por la Costa, que colocó a Vigo en el centro de una de las grandes rutas internacionales a Santiago. Con enorme éxito: el año pasado cruzaron la ciudad 53.000 peregrinos, un incremento del 70 por ciento sobre el ejercicio anterior y el mayor crecimiento de todos los itinerarios a Compostela, lo que da prueba de su interés. El único camino que avanza en paralelo al mar propone una ruta religiosa y cultural que al mismo tiempo ofrece gratis promoción de la ciudad. Son miles de personas, en su mayoría extranjeros, que así conocen Vigo y además hacen parada, bien en sus hoteles (la mayoría) o en el albergue público abierto por la Xunta en O Berbés, que precisamente lleva el nombre de López-Chaves, homenaje merecido.
