Acabó la campaña y es posible que muchos ni se hayan enterado de que había comenzado. No recuerdo otra tan singular: pocos actos en las calles, mítines de salón y en general se diría que la vida diaria no se ha inmutado. No recuerdo ninguna idea que haya monopolizado el debate o discusiones sobre el modelo de ciudad. Nada que ver con la tension acumulada en las autonómicas y generales, quizá porque en Vigo las encuestas dicen lo que dicen y todo eso.
Curiosamente, empezó fuerte, ofertando los candidatos, unos más y otros mucho más, la Luna, Marte y el ignoto planeta Sirius, con un aluvión de compromisos que abarcan desde la creación de un club de fumadores de maría, hasta autobús gratis y la construcción de una docena de pabellones y miles de viviendas sociales. ¿Tienen los programas y promesas alguna influencia sobre la idea que ya tenían previa los votantes? Lo dudo mucho. Hace ahora cuatro años este periódico publicaba dos días antes de las elecciones municipales que el AVE por Cerdedo se había desbloqueado y que la reforma de la avenida de Madrid se podía ya poner en marcha, asuntos que siguen donde estaban y que probablemente llenen páginas del próximo mandato. Son dos ejemplos y hay mucho más para todos los gustos. La campaña terminó y mañana se vota. El lunes comienza otro mandato. Pero que nadie se ponga triste: en unos pocos meses se iniciará la campaña para las generales, y ahí son palabras mayores y rock duro.
