Opinión

¿Qué libertad de expresión?

Pasan los días y, sin restar ni una coma a cuanto hemos dicho aquí sobre la terrible masacre de París, condenable desde cualquier punto que se observe, sería interesante también ver con ponderación los hechos. El terrorismo es condenable siempre. Hay cosas que fueron, son y lo serán siempre, y este caso lo es totalmente. Vemos como están encrespados los ánimos en una Francia dividida cada día más.
En el reciente viaje del papa Francisco a Extremo Oriente, como ya es tradicional, concedió una rueda de prensa en el avión dejando, sin papeles y espontáneamente, unas cuantas ideas de suma actualidad. Sostuvo que la libertad religiosa y la de expresión son dos derechos humanos fundamentales. La libertad de expresión, es un derecho y una obligación, pero tiene límites; no se puede "ofender" la religión o "burlarse" de ella". Y, por otra parte, pidió a los musulmanes que condenen el terrorismo porque "es aberrante asesinar en nombre de Dios". 
Afirmó también: "Es verdad que no se puede reaccionar violentamente, pero si alguien dice una mala palabra de mi mamá, puede esperarse un puñetazo. ¡Es normal!", aseguró en una expresión coloquial que fue criticada. Cierta la doctrina cristiana de "la otra mejilla", pero mal sería que el comentario del papa fuese sacado de contexto. Lo dejó claro: "No se puede provocar ni insultar la fe de los demás. Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener libertad, pero sin ofender". Es muy humana la respuesta violenta ante un ataque a la sensibilidad. Pero nunca justifica la violencia que siempre engendra más violencia. 
En esta misma línea, a raíz de la masacre, el 9 de enero pasado en el periódico El País, David Brooks publicaba un articulo que titulaba: "Yo no soy Charlie Hebdo". En definitiva, la libertad de expresión. ¿Hasta donde llega y cómo debe utilizarse? ¿Faculta para que cada uno pueda decir lo que sea y contra quien se presente por encima de la dignidad de las personas, sus creencias y sus símbolos? ¿Se puede escribir sin límites, incluso hiriendo a personas e instituciones con mofas de mal gusto? La sociedad, los estados, deben regular los parámetros que nunca debieran sobrepasarse. Lo demás sería la selva y una indiscriminada e insostenible provocación.
Dice el autor del artículo, refiriéndose a la línea editorial del semanario en cuestión: "Se les aclama ahora justamente como mártires de la libertad de expresión, pero seamos francos: si hubiesen intentado publicar su periódico satírico en cualquier campus universitario estadounidense no habría durado ni treinta segundos: los habrían acusado de incitación al odio. La Administración les habría retirado toda financiación y habría ordenado su cierre. (...) La reacción al atentado en París ha puesto de manifiesto que hay mucha gente que se apresura a idolatrar a quienes arremeten contra las opiniones de los terroristas islámicos en Francia, pero que es mucho menos tolerante con quienes arremeten contra sus propias opiniones en su país". Y añade: "Ahora que nos sentimos tan apenados por la masacre del semanario, es buen momento para adoptar una postura menos hipócrita hacia nuestras propias figuras controvertidas, provocadoras y satíricas. Al pensar en quienes provocan y ofenden, deseamos mantener unas normas de civismo y respeto". Las creencias son algo muy serio. Olvidarlo puede llevar a que unos descerebrados integristas tomen la justicia por su mano, lo cual es más grave todavía.
Esperemos que la cordura de unos, la sensatez de otros y el equilibrio de todos calme las aguas de una sociedad libre y laica. Precisamente los que creemos en la laicidad deseamos respeto para todas las creencias que tenemos derecho a profesar. Lo contrario puede crear lamentables situaciones que todos detestamos.

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