Opinión

Increíbles noticias

Entre el cúmulo de noticias que nos llegan por las redes sociales, algunas nos producen perplejidad suma y se nos hace difícil el asumirlas como verdad. Últimamente me ha enviado un amigo de Sevilla una de estas que hace que restreguemos los ojos para creer lo que leemos y que estamos despiertos fuera de cualquier sueño nocturno. Aparece una fotografía con un altar con dos velas y en el medio una señora que, por lo que dice la noticia, es la concejal de Seguridad Ciudadana de Lorca. Enfrente, dos policías sosteniendo a una pareja de perros debidamente vestidos para el evento y, a un lado y otro, lo que supuestamente son los padrinos. La vestimenta de los perros, una femenina y la otra masculina. El evento, por lo que dice el envío, se trata de la boda de los susodichos perros. El altar “litúrgicamente” preparado incluso con las dos velas encendidas. Hasta aquí la noticia.
Para mí, la cosa tiene más profundidad incluso lingüística. Porque es necesario llamar a las cosas por su nombre. Y, para empezar, el matrimonio es uno de los siete sacramentos. Algo muy serio como para traducir el contenido a otras uniones, incluso civiles. Debemos respetar toda esa clase de uniones, pero nunca llamarles “sacramento”, que es algo sagrado, religioso y propio de la Iglesia. Si esto se respetase, todos estaríamos de acuerdo, yo el primero, pero nunca se les denomine lo que en realidad distan de ser. Y menos en el caso que nos ocupa. Dos animales sería absurdo llamarle a sus uniones “matrimonio”.
Estas “licencias”, dejémoslas en lingüísticas, están fuera de lugar, ofenden a las esencias eclesiales e incluso al mismo fundador. Porque los Sacramentos son signos sensibles y eficaces instituidos por Jesucristo para darnos la gracia. Si examinamos la misma definición, vemos que muchas de esas uniones están fuera de ella. Porque, además, las propiedades del matrimonio están muy claras en la moral católica: uno con una; para la vida en común; para siempre, y sin descartar los hijos. ¿Cumplen la definición y las propiedades estas uniones?
Es el problema de la confusión reinante en el mundo actual y la falta de conceptos claros y definiciones ciertas. Un bolígrafo es un instrumento para escribir, utilizarlo para otra misión estará siempre fuera de lugar.
Es claro, y debe admitirse en el mundo de hoy las distintas clases de familia y uniones pero ya es hora que los legisladores llamen a cada una por su nombre y entonces, aquí paz y después gloria. Se evitarían así innecesarios conflictos que en definitiva son un pérdida de tiempo.

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