Opinión

Me ha tocado

Uno no se da cuenta la sensación de alegría al llegar el día de la lotería de Navidad y escuchar a los niños anunciar el número del premio máximo y ver que posees un decimo del mismo. Lo primero que hice, naturalmente fue llamar a toda mi familia, ya que mi mujer la gallega casi se me desmaya para abrir una botella de champán para celebrar. Lo seguido fue lo que se ve en la televisión al acercarme al puesto de la administración de lotería a reunirme con el resto de los premiados y celebrar otra vez el feliz acontecimiento. Fue cuando el corresponsal de este periódico me reconoció y después de un breve ‘interview’ regrese a casa a, por fin, para dejar que el ‘rio’ de adrenalina de mi sistema vuelva a su cauce. Tuve que tomar una pastilla de dormir de lo nervioso que aun estaba. El follón comenzó al día siguiente. Titular del AD: ‘James Skinner, jubilado Cónsul Honorario Británico de Galicia premiado de la lotería nacional’. La primera llamada telefónica fue de la embajada británica en Madrid para confirmar la noticia. Al darles el afirmativo la secretaría me pasa al embajador para felicitarme personalmente. ¡Jolín! Se lo cuento a la gallega y como eran cerca del mediodía otra vez una celebración en la jamoneria del barrio con un buen vino, que, por cierto, ya todos, la pescadería, frutería y la del 5º, para dar ejemplos conocían la noticia. Vuelta a casa a almorzar. La gallega había comprado un centollo y unos percebes, ya a precio de oro para una vez más saborear con manjares producto de la ‘Terra de Breogán’. Una vez cómodos a ver el programa de ‘¡Panel con boté!’ en antena 3 suena el teléfono. ‘A ver si no son otra vez esos pesados que quieren venderme un seguro’, le dije a mi mujer. Una voz en ingles me pregunta si soy James Skinner. Lo confirme. Seguidamente me dice que es del ‘Daily Telegraph’ que quería asegurase de la noticia del premio para luego hacer una entrevista por teléfono. A estas alturas de la noticia me pregunte a ver hasta donde continua esta locura. Efectivamente. Le siguieron otros periódicos del Reino Unido como el ‘Mail’ y el ‘Mirror’. Me había olvidado, el periódico amigo de Galicia ‘The Guardian’ ya se puso en contacto por correo electrónico ya que tengo una suscripción. ¿Acabó ya? ¡Qué va! No tardo la BBC y Sky News, pero esta vez a informarme, casi sin permiso que su corresponsal en Madrid estaba en camino para realizar un reportaje de mi suerte para las televisiones británicas. ¡Joder! Como tengo acceso a este canal de televisión lo deje puesto el resto del día por si acaso. 

De repente, similar a las televisiones de España pusieron un breve reportaje de las discusiones en el parlamento británico. Cual fue mi sorpresa al escuchar la mención de mi nombre cuando el ‘Speaker of the House’ pidió a los parlamentarios un voto para concederme la máxima decoración de Su Majestad la Reina por servicios a la patria. ‘Sir James Skinner’. ¡Afirmativo! Casi me desmayo. Luego comenzó a sonar las campanas de ‘Big Ben’, como si fuese la fumata blanca para un nuevo pontífice anunciando la decisión. El problema es que seguían y seguían mas fuertes que nunca hasta que abrí los ojos. Era el despertador del maldito reloj en mi mesa de noche. Ocho de la mañana. Di la vuelta en la cama, le di el beso a la gallega para despertarla. Regresé a la realidad

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