Opinión

La imposición de los idiomas

No dilecto/a leyente/a, en este caso no me refiero necesariamente a la situación en España de 17 autonomías con varios ‘colores’ idiomáticos desde el catalán al gallego pasando por el euskera. No. Me refiero a la situación actual de la nueva guerra desencadenada en Europa. Estamos ante otro efecto colateral de la invasión rusa a Ucrania y es la lucha entre el idioma ucraniano y el ruso debido hace años a los cambios progresivos efectuados en la educación del país. Durante gran parte de la era de la Unión Soviética el número de parlantes del idioma ucraniano declino de generación a generación y a mediados de los 80 del siglo pasado el uso del ucraniano en la vida pública incluido en los medios de comunicación bajó considerablemente.
Sin embargo, desde la independencia en 1991 el gobierno comenzó una campaña política que incluía la restauración del idioma ucraniano y fue incluido como idioma oficial en la nueva constitución aprobada el 28 de junio de 1996. Ya en un censo en el siglo XXI el 67.5% de la población lo consideraba su idioma natal mientras que el ruso, que fue el de facto idioma dominante durante décadas paso a considerarse un idioma secundario. ¿Pero cuál es la situación actual? El uso del ucraniano es mayoritario en el occidente del país además de ciudades importantes como Lviv mientras que el centro, tanto el ruso como el ucraniano son comunes incluido la capital de Kiev. Si nos movemos al este y especialmente en la plétora de pueblos rurales el ruso sigue dominando al ser un idioma vernáculo. En agosto del 2012, se introdujo una nueva ley de idiomas regionales con al menos el 10% de los idiomas minoritarios considerados oficiales. El ruso fue incluido como regional en las zonas antes descritas. Antes el uso del ruso estaba en las administraciones publicas incluida toda la documentación oficial. 
Sin embargo, el 23 de febrero del 2014, el parlamento ucraniano derogó - conocido como la revolución de la dignidad - la ley convirtiendo el idioma ucraniano como único idioma oficial. No fue firmado por el presidente de la nación y en febrero del 2019 fue considerado inconstitucional. Pasemos a la situación actual con este horrendo espectáculo de genocidio llevado a cabo por un presidente ruso y que ningún ser humano del planeta sabe cómo va a acabar. Si por un milagro la paz y Ucrania siga como una nación independiente. necesitará un plan de reconstrucción similar al plan Marshall de la II Guerra Mundial. Será interesante ver el restablecimiento de una democracia posiblemente modificada y si las leyes lingüísticas - léase educación - sigan igual. 
Esta nota no pretende comparar esta situación con la de España, aunque existen grandes similitudes. Durante la dictadura, el castellano era el único idioma oficial tanto en la educación como en las administraciones públicas, aunque los idiomas regionales no eran prohibidos. Un ejemplo es la editorial gallega Galaxia, fundada el 25 de julio de 1950. Los estatutos de la editorial exigen que las obras debían ser publicadas solo en el idioma gallego. Otro dato curioso es el Articulo 4º de la Constitución de la II Republica de 1931. Dice textualmente: ’El castellano es el idioma oficial de la Republica.’ Espero que esta breve nota demuestre que los idiomas, en tantas partes del mundo, cuando se convierten en una especie de arma político acaban muchas veces en cambios dramáticos que afectan el futuro de la sociedad de un país. Me refiero naturalmente a lo transcurrido en Ucrania desde la independencia hasta antes de la guerra actual. ¿El futuro? ¿Quién sabe?

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