Opinión

Falta menos de un mes

La pandemia del COVID-19 sigue su marcha machando al mundo. No se salva nadie. Pero la vida política sigue. A veces silenciosa, otras a grandes pasos. Es el caso del Brexit. Hace unas semanas que comencé la cuenta atrás presentando distintos sectores de cambios que nos espera a todos los europeos el 1 de enero del 2021. 

Los medios de comunicación de cada país se han dedicado a informar sobre el progreso, o no de las negociaciones de un acuerdo a nivel de gobierno. Otros, como es el caso de Galicia con el tema extremadamente importante que es el de la pesca. Mientras, mi seguimiento personal se ha concentrado más en la marabunta silenciosa del eventual fin de lo que hemos conocido hasta ahora como el ‘libre movimiento de personas’. Desgraciadamente, uno de los pilares de este éxito del complejo proyecto europeo está a punto, en parte, de tambalearse, por lo menos por uno de los países miembros más importantes que es el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda de Norte. Como verán por el título, estamos ya a menos de un mes y con las fiestas de Navidad por el medio. Ya he informado sobre los cambios para los británicos tanto los que ya vivimos en Europa, y como para los que desean en el futuro buscar la vida, sea de trabajo o de jubilación. 

Concentrando en el caso de España, que es el país donde reside la mayoría de los ciudadanos británicos, gracias al cambio de estatus de residencia, nunca mejor dicho, ‘no hay mal que por bien no venga’ hemos podido volver a renovar el antiguo carné de identidad conocido como el TIE. Se acabó lo de llevar el pasaporte. Los detalles están en un artículo que escribí en octubre. Volviendo al caso.  La semana pasada les informe de las medidas que tendrán que adoptar los europeos para ir a Gran Bretaña, salvo las vacaciones por la razón que sea. Esta vez les informaré de un nuevo problema que ha surgido y es, nada menos que para los mismos británicos que desean volver a Inglaterra. Han surgido unos pormenores inesperados que vuelven a hacer saltar a los fusibles. Es el caso de ingleses/as casados/as con europeos/as, caso concreto de españoles/as incluido gallegos/as. ¡Si delecto/a leyente/a, exactamente lo que os estoy informando! Resulta que la nueva ley de abolir el ‘libre movimiento’ de personas no ha tomado en cuenta a una gran mayoría de británicos/s residentes en Europa que han formado familia con ciudadanos/as europeos y tienen hijos/as con doble nacionalidad. Es el caso, por ejemplo, de una mujer inglesa residente en Italia desde 1997, casada con un italiano con un hijo de 13 años y una hija de 9. Su madre vive en Inglaterra, pero su hermano vive en Polonia casado con una polaca con el mismo problema. No saben si las autoridades británicas, estrictas con los visados permitirían a su marido buscar trabajo en Inglaterra. 

Para colmo, la nueva ley exige obtener un trabajo con un sueldo mínimo de 18,600 libras al año. Como ha comentado una británica del movimiento ‘British in Europe’. ‘Si vuelvo con mi pareja europea sube la suma, con hijos, mas todavía. Y el colmo es que mi pareja si quiere trabajar deberá satisfacer el sistema de puntos y cuotas impuestos por la nueva ley.’ En resumen, si yo volviese a Inglaterra con mi mujer gallega debo presentar una especie de declaración de ingresos por encima del mínimo. Si fuese mas joven, con dos hijos de edad escolar, más todavía. Ahora resulta que mi propio país me podría cerrar la puerta. ¡Una putada!

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