Opinión

Cumpleaños

Hace ya más de veinte años que escribí una antología con el título en ingles ‘Mi libro de pequeñas historias y otras bobadas’. No era nada del otro mundo, pero recuerdo uno sobre el ser humano que lo describí como otro animal perteneciente a la fauna mundial que nacía, crecía, reproducía, envejecía y, estadísticamente fallecía a los 80 años. Durante este tiempo, llegaba al mundo como un ordenador ‘virgen’. Los primeros veinte consistía en recibir las aplicaciones, o sea, educación, los cuarenta que seguían era para poner en práctica lo aprendido, y los últimos veinte ya entraban en el cajón del olvido como obsoleto. O sea, que el ser humano solo es útil el 50% de su vida. Relacionado a esta teoría fantástica se puede comparar con la historia de la humanidad. 
Cada cuarenta años hay una renovación de las generaciones y por esto - que aparece en otra parte de mi antología - el ser humano tropieza con la misma piedra, no solo una vez, pero eternamente. Solo hay que añadir la ‘Memoria Histórica’ de todos los conflictos mundiales desde Adán y Eva y verán que siguen el mismo patrón salvo las variaciones dentro cada conflicto. O sea, ideologías religiosas, territorial, fanatismo político, raza, dictadura versus democracia para dar algunos ejemplos. Pero siempre acaba en lo mismo. Muerte de inocentes, desplazados, refugiados, pobreza, hambre y otro sin fin de desastres humanos. Lo curioso es que, como dice el refrán, ‘no hay mal que cien años dure’. Sin retroceder a más de estos mismos cien años, piensen en la historia de Europa desde comienzos del siglo XX. Un horror detrás de otro con recuperaciones por el medio solo para comenzar nuevamente, gracias al Brexit al deterioro de una Europa que estaba unida. ¿Seguimos descubriendo la pólvora? Ahora han aparecido dos variantes extremadamente peligrosas, sin embargo, no son nada nuevo. Me refiero al COVID-19 y el cambio climático. La humanidad ha sufrido de otras epidemias, eventualmente superadas y de otros desastres climáticos, aunque comienzan a rugir nuevas amenazas como ocurre en la isla de La Palma. No nos olvidemos del horrendo Tsunami en Indonesia hace ya casi 20 años, aunque no fue la primera vez que ocurre un cambio brusco del globo terráqueo. 
Acabo con otro ejemplo con el aumento vertiginoso de huracanes en el Caribe y tifones en el Pacifico. ¿Se acuerdan de la destrucción masiva de la ciudad de Nueva Orleans gracias a ‘Katrina’ en agosto del 2005? Le han seguido mas afectando especialmente a la isla de Haití y la Republica Dominicana. ¿Pero que tiene que ver con los cumpleaños? ¡Todo! Por mas desastres y horrores que ocurren mundialmente todos los seres humanos celebran los cumpleaños y curiosamente siguen el patrón de la vida humana. Una niña o niño de poca edad es inundado/a de cariño y amor por parte de los familiares más cercanos, desde los padres, hermanos/as, tíos/tías a los abuelos/as incluidos, en algunos casos, los bisabuelos/as. Ya en la adolescencia ocurre algo similar, pero sin tanta pomposidad. Al llegar al festivo de los cumpleaños de los padres son aún más íntimos con familiares más cercanos. ¿Y los abuelos? Aquí confieso que no puedo opinar. Francamente no tengo ni idea. Solo puedo añadir que este mes de noviembre, precisamente el 11, me ha tocado la lotería y cumplí otro año más de vida. Nada de juerga por deseo propio. Llamadas telefónicas, mensajes en WhatsApp y ‘Hasta luego Lucas.’ Reconozco que la puñetera pandemia tiene mucho que ver. Soy otro ejemplo del cuento en la antología.

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