Opinión

Cuba

Fulgencio Batista Zaldívar, nacido el16 de enero de 1901, Málaga, fallecido el 6 de agosto de 1973, fue un militar y dictador cubano, presidente constitucional entre 1940 a 1944, luego dictador de facto desde 1951 hasta 1959, año que fue derrocado durante la ‘Revolución Cubana.’. Durante el ultimo periodo de su mandato Cuba, especialmente Habana era el burdel de los Estados Unidos donde existía todo tipo de ocio perverso desde casinos hasta prostitución para los ricos tanto cubanos como yanquis mientras gran parte del pueblo sufría de pobreza. Cuando fue derrotado por los revolucionaros liderados por Fidel Castro y Che Guevara que naturalmente acabó con tanto vicio hubo un primer intento de reestablecer nuevas relaciones entre los dos países, pero el lobby del ‘dólar’ era demasiado fuerte. 
Comenzó la era de las sanciones. Hasta aquí la pequeña breve historia contemporánea de Cuba. Era el año 1957 cuando el Cable Inglés me destinó a Vigo que conocí a una gallega que sería eventualmente mi futura mujer. Recién había cumplido los 20 años. Desgraciadamente la edad para que el Cable aceptara que sus oficiales se casasen era desde los 23. Pasó lo inevitable. En 1958 la empresa decidió trasladarme nada menos que a Cuba. Pero a veces el destino juega a favor del ser humano. Resulta que ese mismo año, desde el consulado de Argentina me llega un comunicado de Buenos Aires llamándome a cumplir con el deber del servicio militar y presentarme al cuartel del ejército en Palermo el 2 de enero del siguiente año, o sea 1959. 
El Cable anuló mi traslado, y en noviembre de 1958 me despedí de mi novia sin antes prometerle que llegado el momento nos casaríamos. O sea, me salvé, en primer lugar, del comienzo de la tragedia cubana y en segundo, la posibilidad de conocer a otra jovenzuela en Cuba y olvidarme de mi gallega. Por cierto, me había marchado de Argentina con 14 años y mis padres habían regresado a Inglaterra. Cumplí 15 meses de servicio, tiempo ‘enjaulado’ para no estropear mi noviazgo cuando el destino volvió a actuar. 
Una vez licenciado, el Cable me traslada a Chile. Otra nueva vida, nuevos amigos, nuevo ambiente, pero esta vez confirmado mi intención de casarme con mi novia gallega. ¿Supongo que se preguntara dilecto leyente/a que, aparte del preludio a la posible razón de mi matrimonio y la formación de una familia gallega que tiene todo esto que ver con Cuba? Resulta que años mas tarde, ya jubilado me llama un director del Cable en Londres si deseo volver a trabajar, esta vez como interprete con una delegación que se iba a reunir con el gobierno cubano y entablar posibles negocios con la telefónica cubana. Sin entrar en los detalles, nuestro grupo era un alto cargo de Jamaica, otro de Londres y varios expertos en telecomunicaciones. Volamos desde Kingston a la Habana en un avión privado, pasamos por le emigración VIP y durante siete semanas participe en varias reuniones inútiles que llegaron a ningún parte. Pero tuve la oportunidad de conocer a Cuba y los cubanos, no como un simple turista. 
En los tiempos libres salí a pasear por el Malecón, hablé con mucha gente. Visite Varadero. Recuerdo un taxista que me ofreció un puñado de puros por unos dólares. Nos hospedamos en el hotel Nacional. En el bar una guitarrista nos deleitaba con una pieza de Albéniz. Luego me enteré de que David Russell había estado en Cuba y le había dado unas clases. Mi impresión en general era de gente amable, educada, desde luego interesada en saber cómo era la vida en el extranjero. Que conserven esta educación.

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