Opinión

Resucitó

Para los creyentes es algo normal, cómo dice Pablo en su primera carta a los corintios (Cor; 15, 13-14): “Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe”. Lo creemos y es una parte importantísima de nuestra vida llena de imperfecciones, y en muchas ocasiones contraria al mensaje que Jesús de Nazaret, de cuya vida nadie duda, ni si quieres los escritores paganos de su época y siglos posteriores que lo nombran.
Bien distintos es para los no creyentes en pensar en su Resurrección, mucho se ha escrito sobre ella, desde el robo del cadáver por sus seguidores, que en la realidad se escondieron para no seguir el mismo camino, y que cuando creyeron se fueron por todo el mundo predicando su mensaje, y muriendo por Él. Los hay que dicen que no murió y que casado con María Magdalena siguió su vida, hay incluso novelas de gran aceptación y llevadas al cine que lo dejan entrever, un ejemplo lo tenemos en las novela y convertida en película de Dan Brown ‘The Da Vinci Code - El Código de Da Vinci’.

Tampoco es un profeta, un iluminado, un líder político, un revolucionario que ha dejado una profunda huella… como tantos otros que han existido en la historia. Su mensaje ha calado en miles de millones de personas que lo siguen, y que muchos han dado su vida por el, porque creen, creo, en su Resurrección y por supuesto en la nuestra tal como Él dijo.

La Resurrección es el fundamento de los cristianos, no solo porque quien con su resurrección demostró ser Dios, cuestiones de fe, sino porque la perspectiva de la Historía mundial y lo que la humanidad piensa de sí misma tiene desde el inicio un sentido radicalmente nuevo. Novedad en saber que no todo acaba en muerte, sino que continúa eternamente. El sepulcro vacío es la prueba inicial de que con la Resurrección todos los seres humanos hemos nacido ya a una Vida nueva, y tenemos la misión de construir una Tierra nueva. Donde todos seamos hermanos y nos amemos los unos a los otros cómo Él nos amó. Tarea no fácil por la cantidad de intereses creados, especialmente desde  el siglo XVIII con la ilustración (Voltaire, Rousseau y Montesquieu) que quiere otro mundo en donde no todos seamos iguales, por mucho que digan lo contrario en diferentes foros.

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