Opinión

La sombra de Puigdemont y su advertencia a Sánchez

Cuando escuchaba al Rey en el discurso que pronunciaba en la apertura de la XV legislatura mi pensamiento volaba a Ginebra, mejor dicho, a los llamados “Convenios de Ginebra, de 1949” y el significado que adquirieron como respuesta de la Comunidad, de la Civilización occidentales tras la tragedia de la II Guerra Mundial y otras guerras. Me dirán qué tiene que ver ese marco, donde la Humanidad ha tratado de dotarse de reglas esenciales para su convivencia, con lo ahora motejado “conflicto territorial” del todavía llamado “Reino de Espala”. Pues que es el mismo espacio donde se van a reunir, el emisario o comisario del PSOE y los homólogos de Junts, para pactar lo que conviniere, previo compromiso por parte del actual partido del Gobierno de progreso de España, con el partido que encabeza un prófugo de la justicia (ahora considerado un exiliado) sobre el futuro de una parte del territorio de ese Estado, o sea, una parte del Estado todo. Claro que el enviado por parte del PSOE, señor Cerdán, nos tranquiliza, afirmando que es una reunión de trabajo y que habrá muchas, 
Es curioso que al PSOE le haya parecido mal que los del PP y Vox no aplaudieran el discurso, para algunos mitin más que conferencia institucional, de la señora presidenta Armengol en su intervención insisto “institucional”, pero que no hayan mostrado la misma sensibilidad por la ausencia en el Congreso de sus socios y apoyos diversos de Junts, ERC, Bildu y el Bloque, que no pudieron escuchar el discurso del Rey porque no hicieron la cortesía de presentarse en el marco donde deberían ejercer la cuota de representación democrática que ostentan en un acto consecuencia en sí mismo de los suyos propios de elección del presidente del Gobierno la que acaban de investir. Porque más grave que el desacuerdo ante las palabras de la presidenta, me parece expresivo que los partidos que forman con el PSOE y Sumar la mayoría democrática de progreso, al amparo de la Constitución, un grupo de diputados, que la han tenido que prometer para ser, no estén presentes, aunque sólo fuera para arropar al presidente que han elegido, no estén presentes. Pero ya sabemos que en ese terreno existen dos varas de medir. Y los ausentes que pusieron a Sánchez en la Moncloa insisten en que ellos no tienen Rey.
Este ha sido discreto, y como le corresponde, subrayado el respeto al vínculo de la Corona con la cámara donde reside la soberanía nacional, que representa al pueblo español y simboliza la unidad y permanencia de la nación, de la que los ausentes quieren salirse. Pero aparte de estas cuestiones de cortesía y protocolo, sobre este acto se ha proyectado el mensaje de otro ausente forzoso. En una conversación privada, en Bruselas, con el líder del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, Puigdemont ha dicho que que si "no hay avances suficientes" en sus acuerdos con el PSOE sus diputados podrían sumar sus votos a los del Partido Popular en el Congreso de los Diputados para votar en contra de leyes como las de los presupuestos del Estado. O sea, si se terciara y hubiera mejor postor, quitar a Sánchez. Es un aviso a navegantes para que los del PSOE sepan que les han marcado el camino. Porque, aunque sea una especie de conferencia de paz, en el extranjero, bajo tutela internacional, no se trata de una mera reunión de trabajo ordinaria, se trata de establecer la serie de acciones subsiguientes que el partido del Gobierno, cuya estabilidad depende de lo que el fugado en Bruselas decida y otros con los mismos intereses por donde tiene que arar. O sea, cumplir. Ya se verá.
La gran sorpresa es quiénes serán los supervisores, si originan gastos y quién los cubrirá. Pero, sobre todo, cuál va a ser el alcance del acuerdo, en qué medida compromete al contratante de la segunda parte, como en los contratos de los hermanos Marx y de qué modo el Gobierno de España tendrá que ejecutar lo que se acuerde en esta nueva conferencia de paz de Ginebra. Con razón Puigdemont debe figurar en la lista de políticos más influyentes de Europa en el 2024, como ya se anuncia. Tiene en sus manos el futuro del país del que quiere salirse. ¿O es que no y tiene Sánchez otra salida que plegarse? Nos esperan muchas emociones, desde Ginebra.

Te puede interesar