Opinión

¿El Estado en almoneda o Sánchez puede evitar las concesiones que le exigen?

Hay que agradecer al portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, sus acertadas palabras de las que se deduce que estamos ante una negociación de carácter mercantil.  Habla de “precio” y de ”barato”, lo que traslada la impresión de que podríamos hallarnos ante un Estado en almoneda, como algunos pretenden, a la hora de exponer sus contraprestaciones. Literalmente, ha dicho a Pedro Sánchez que no le va a salir barato contar con sus votos para continuar en la Moncloa. Esteban remacha lo que dijera en el mismo sentido Ortuzar. El primero ha denunciado que Sánchez pretende ganar tiempo para que su investidura le salga barata “incluso con la complicidad de algún grupo que podría darle su apoyo gratis”, interpretada como una alusión a Bildu. Esteban recordó que los intereses del PNV responden a su propio programa y que si Sánchez pretende su apoyo habrá que pagarlo. Y aparte de otras medidas concretas exigen ser consultado a la hora de elaborar todas las leyes que formule el Gobierno del PSOE. Y es evidente que no se trate de responder al interés general, sino sólo a aquello que les afecte.
Tanto el PNV, como Esquerra Republicana y Junts, son conscientes, según expresan sus portavoces, estos últimos de manera más definida, de que se hallan ante una oportunidad histórica, no ya de avanzar, sino de alcanzar sus objetivos. De entrada, Sánchez ofrece minucias en el caso de ERC y Junts, podría ofrecerles como contrapartida la obtención de un grupo propio para que no tengan que diluirse en el Mixto, aunque para ello haya que incurrir en una burla de ley, en el lugar donde se elaboran las leyes, mediante la trampa de ceder diputados a los grupos que no cumplen las normas en vigor para tener grupo propio y las subvenciones, ingresos y privilegios que ello conlleva.
En este mercado, todos ponen sobre la mesa sus condiciones, como debe ser en un trato comercial.  Y en este bosque de ocurrencias, ya tenemos de todo, en cuanto se especula hasta con los medios para su defensa que precisará la Cataluña independiente: El informe elaborado por el coronel irlandés Dorcha Lee y difundido por la Societat d’Estudis Militars (SEM, organización dedicada al análisis y estudio de cuestiones militares), establece los medios que precisaría el Estado catalán para su defensa, a partir de unas fuerzas armadas con 25.000 efectivos, con medios acorazados, buques de guerra y aviones diversos. Fue creada como la rama sectorial de Defensa de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), pero ahora es una entidad autónoma.
Pero dentro de esa batalla y nunca mejor dicho, para ganar la independencia, nada más expresiva la invitación para superar sus diferencias entre Junts y ERC y aprovechar lo que se considera una “oportunidad histórica”. “Juntos seremos más fuertes” proclama la portavoz adjunta de ERC, Marta Vilalta. Y llama a olvidar viejos agravios y críticas de Junts, precisamente por haber colaborado con el PSOE, al que ahora hay que exprimir, sin la menor cesión en cuanto arrancarle la amnistía y el referéndum. En el mismo sentido, recordando a aquella que dijera que le importaba un pito la gobernabilidad de España, Laura Borràs, mensajera de Puigdemont, afirmar que desde Junts no tienen ningún interés en negociar la investidura de un presidente español, sino que tienen “todo el interés en negociar la resolución del conflicto que España mantiene con Cataluña” y la  expresidenta del Parlament considera que la oportunidad actual obliga a “no pensar en una investidura o en unas elecciones”, y alude a la necesidad de plantear el debate para “una solución definitiva”. Está claro. Ella y Vilalta coinciden en que es hora de que ambas formaciones “trabajen conjuntamente por el objetivo común de la independencia”, pues como subraya el secretario general de Junts, Jordi Turull, es “oportunidad histórica”, que debe aprovecharse para poner estos 14 votos independentistas, que son necesarios para la gobernabilidad del Estado español, al servicio de la defensa de Cataluña. Por eso emplazan a Sánchez a “decir si está dispuesto a hablar de autodeterminación y amnistía”. Es el Estado quien ha creado el conflicto, por su política represiva, hostil con su lengua, su cultura, e injusto con la gestión de los recursos que genera. El precio está claro.

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