Opinión

Ya, pero ¿y si a Sánchez le sale (algo) bien la jugada?

Comienza la sesión de investidura, que acabará presumiblemente el martes con la confirmación de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, gracias a la complicidad de Esquerra Republicana de Catalunya y al aval, en último extremo, de una formación por completo desconocida hace pocos meses, llamada Teruel Existe. Y los enemigos de esta primera coalición de izquierdas en España desde hace ochenta años dicen ya, quizá resignados, que al menos será esta que se inaugure la semana próxima una Legislatura que durará poco, un año, dos a lo sumo, en medio de tensiones internas y externas sin cuento. Ya. Pero ¿y si a Sánchez le sale bien esta jugada, de máximo riesgo como casi todas las suyas?

No cabe desconocer la posibilidad de que la diosa Fortuna, que siempre ha acompañado al aún presidente del Gobierno central del Reino de España, hoy en funciones, siga protegiéndole. Como cuando ganó las primarias en 2014, casi un desconocido en el seno del partido que fundó Pablo Iglesias (Posse, naturalmente) hace ciento cuarenta años, y que ahora se está desmontando para dar paso a otro tipo de formación, mucho más unipersonal incluso que en los tiempos de Felipe González. Como cuando triunfó la moción de censura contra Rajoy embarcado en un 'Gobierno Frankenstein' que ahora se repite, incrementado en su tripulación.

Porque, pese a las descargas cerradas de fusilería periodística (no digo yo que no sean merecidas: los medios se han convertido en la principal oposición a la situación, tan atípica, creada, mientras la verdadera oposición política anda como despistada), no queda otro remedio que reconocer que Sánchez ha ido tan lejos que no queda otra salida que la de que se haga alguna luz al final del túnel, aunque esa luz sea un incendio. Cree el candidato a seguir en La Moncloa que él será capaz de lo que no consiguió Rajoy, ni nadie, excepto Adolfo Suárez con Tarradellas en 1977: forzar una 'conllevanza' con el problema catalán. Quizá Rajoy no hubiese actuado de forma muy diferente a como lo está haciendo hoy Sánchez -no se fíe mucho de lo que dice el expresidente en su libro de autojustificación- si Junqueras, hoy el interlocutor privilegiado desde sus prisiones, no hubiese traicionado la confianza que el líder del PP y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría pusieron en él.

Se habla en algunos círculos de una 'consulta de autodeterminación' pactada con ERC. Y tanto alarmismo no me parece del todo cierto: lo que se baraja es un referéndum constitucional, acorde con el artículo 152.2 de la Constitución, que prevé un referéndum en una autonomía que se dé un nuevo Estatuto o lo reforme de manera sustancial. Y eso es lo que se va a negociar: cambios sustanciales en el Estatut de Autonomía catalán. Cambios que satisfagan parcialmente algunas exigencias de los independentistas, pero sin facilitar la independencia. No, claro que no, la independencia: Sánchez no es quién para negociar eso. Ni podría hacerlo: España, Teruel incluido, también existe. Otra cosa es que al presidente aún en funciones no le haya dado la gana explicarlo.

También asunto diferente serán las dificultades, seguramente insalvables, que surjan en el camino: ahí está esa aparición estelar de Puigdemont, el hombre que está, nos guste o no, ganando las batallas legales europeas, el próximo día 13 en el Parlamento europeo. O el posible viaje de Junqueras a recoger su credencial, maaadre mía. O lo que pueda hacer Torra, el enemigo de todos que tiene que marcharse cuanto antes con o sin JEC, para boicotear cualquier acuerdo. O los conflictos institucionales. O... Sortear todas esas dificultades, embridar al muy inestable vicepresidente 'in pectore' Iglesias, convencer a los europeos de que este es un camino seguro y fiable y, más aún, hacer lo mismo con todos los ciudadanos españoles, catalanes, claro, también, es la obra de un estadista. De un demócrata que actúa con transparencia. Sánchez, hasta ahora, no lo ha mostrado: ni sentido de Estado ni transparencia. Le investirán, pero no convencerá. A partir de ahí la diosa Fortuna y Teruel también Existe tienen que jugar su papel. Un papelón que avanza, arrollador, hacia ¿dónde?

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