Opinión

Sectarismo

En política todo exceso conduce directamente a la inanidad. Sería el caso de los últimos proyectos de ley anunciados por el Gobierno -la Ley de Libertad Sexual y la de la reforma educativa, la llamada LOMLOE- cocinadas a prisa y corriendo. Son leyes que no llegaran a viejas. Al haber sido armadas sin consulta ni consenso alguno con la oposición y adolecer de exceso de doctrinarismo, nacen tocadas del ala. Sorprende el giro hacia el sectarismo dado por el PSOE .

No hace tanto que con un Gobierno socialista bajo la batuta del entonces ministro de Educación Ángel Gabilondo estuvimos a punto de conseguir una Ley de Educación pactada entre las principales fuerzas parlamentarias. Una ley que habría estado llamada a perdurar acabando con la penosa secuencia de leyes (hasta siete en el período democrático) que fueron derogadas en cuanto había un cambio de partido en el Gobierno. Gabilondo lo intentó, la señora Isabel Celaá, no. Quizá por la precariedad política en la que esta ministra se mueve dentro de un Gabinete en el que había perdido la condición de Portavoz o porque estaba urgida por los socios podemitas del Ejecutivo, lo cierto es que anuncia un proyecto de Ley que en el mejor de los casos, si supera el trámite en el Congreso, nacerá coja. Ya digo, estará vigente hasta que se produzca la alternancia política.

De todo esto se deriva un desconcierto que acaban pagando los docentes que se enfrentan a planes de estudios parcheados a resultas de sesgos ideológicos, libros de texto cambiantes y alumnos a los que nadie parece tener en cuenta. Por no hablar de la Babel que en algunos aspectos introducen las enseñanzas transferidas a las comunidades autónomas. Respecto del proyecto de Ley de Libertad Sexual ha trascendido que a instancias de algunos de los ministros que son profesionales del Derecho el texto inicial salido del ministerio que dirige la señora Irene Montero fue objeto de diversas correcciones técnicas a resultas de sus abundantes deficiencias jurídicas. Con el consiguiente bochorno. Las prisas de la señora Montero por llegar con su criatura ideológica al 8M y marcarse un tanto en nombre de Podemos han desembocado en algo peor que el error. Me refiero al ridículo. Pero es lo que tenemos. Que se sepa nada de esto parece quitar el sueño del Presidente del Gobierno.

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