Opinión

¡Más Ayuso y menos Sánchez!

España va a la deriva. No es sólo una percepción, es una constatación. Entre Sánchez, y su cohorte de ministros, la comunicación, consenso y armonía interna es sólo una utopía. La Moncloa de Iván Redondo lo controla y supervisa absolutamente todo, puenteando vicepresidencias y competencias ministeriales. Todo son globos sonda, filtraciones interesadas a medios de comunicación próximos y desmentidos continuos de anuncios que copan titulares efímeros. Cada cual se aferra a su hipotética cuota de poder e intenta que no le muevan los marcos de la finca. La realidad es que no existe planificación de nada, todo se improvisa buscando el golpe de efecto mediático, el cual siempre queda anulado a las pocas hora o días por la falta de consistencia, por las mentiras o directamente por las zancadillas que se hacen los unos a los otros. Lo cierto es que en el Consejo de Ministros y Secretarías de Estado del Gobierno bipartito no hay buen ambiente, ni concordia política, “diferentes puntos de vista”, le, llaman. Así pues, el clima que se respira es de intrigas constantes, recelos, distanciamientos personales e incluso de pésimas relaciones, que se han visto espoleadas aún más por el “no anuncio” de una posible remodelación del Ejecutivo en pocas semanas y la posible supresión de ministros improductivos. Por ejemplo, nuestra política exterior es desastrosa, y ello no sólo no repercute en nuestra imagen como país, sino también en multitud de acuerdos comerciales, económicos y impositivos, como tasas y aranceles aduaneros. No podemos permitirnos más esperpénticas situaciones como la virtual reunión de unos segundos, entre Sánchez y Biden, que deja nuestra imagen de país a la altura del betún.
Estamos inmersos en una inflación galopante, con los precios de la energía eléctrica y de los carburantes en máximos, lo cual tiene una brutal repercusión en las economías domésticas, y también en las de cualquier actividad económica. Pero nuestro Ejecutivo sigue absorto, sin capacidad ni ganas de resolver nada que no sea aprobar de urgencia unos indultos. Esa es su prioridad para poder así garantizarse unos meses más de permanencia y poder, única y exclusivamente. Y aunque la UE ha aprobado el Plan de Recuperación, hay que saber que el segundo tramo del rescate no lo pagarán de cualquiera forma, es decir, los compromisos a los cuales se ha comprometido este Gobierno deben ser cumplidos y auditados, y eso sí que va ser un problemón.
Pero intento quedarme con lo positivo. Y lo positivo se llama Ayuso, sin paliativos.
¿Y por qué Ayuso marca la diferencia? Pues por sus propios y esperanzadores anuncios: “Frente a los 23 ministerios del Gobierno central del PSOE y Podemos, con cuatro vicepresidencias, nosotros tendremos nueve consejerías. Si todos nos tenemos que apretar el cinturón, empecemos por los gobernantes”. Este es ya un primer y contundente mensaje que marca la diferencia con un Sánchez desnortado . ¿La segunda y contundente decisión que ha tomado? Iniciar la mayor rebaja de impuestos de la historia, y con ayudas directas para facilitar a los jóvenes la compra de una vivienda: “Avalaremos a los jóvenes solventes que no dispongan de capital necesario y podrán deducirse hasta 1.200 euros su IRPF”. Solamente con este mensaje ,hace de la Comunidad de Madrid el ejemplo a seguir del liberalismo político y económico en áreas del verdadero crecimiento económico y bienestar social. Si Ayuso controla bien los tiempos -y no la tumba el fuego amigo-, está llamada a ser la líder del verdadero cambio que España necesita y que desde la UE desean fervientemente, porque el aval de Sánchez no convence a casi nadie, y su gestión y reparto de los fondos únicamente genera una enorme inquietud y desconfianza, a ese punto de descrédito ha llegado ya este presidente.

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