Opinión

En Falcon hasta para ir a misa

Pero qué bien se vive con el dinero de nuestros impuestos! Estos comunistas de nuevo cuño -reconvertidos a nuevos ricos con los dineros de todos y todas- le han cogido el gusto a esto de mezclar lo privado, lo público y lo divino en beneficio de uno mismo. La misma ministra de Trabajo que quiere aprobar una reforma laboral antinatura únicamente para su ego personal, se nos va al Vaticano en un avión Falcon a cuenta del Estado para tener una audiencia privada -y en un encuentro de carácter privado-, donde se obvió, presuntamente, cualquier tema de Estado que justificase semejante gasto y el viaje. Si quiere ver al papa y conversar con él para conseguir unos selfis y vender a través de los medios su nuevo proyecto político, pues es su decisión personal, pero que lo pague de su bolsillo, que ya está bien de tanto abuso y disfrute de los recursos públicos de una manera tan descarada y vergonzosa, y más para quien predica políticas sociales diáfanas que con hechos como esté quedan a los pies de la hipocresía más absoluta.
Les da igual que nuestra deuda pública estratosférica sea “solamente” de un 122,1% del PIB, que los concursos de acreedores se multipliquen, que la presión sanitaria vuelva a ser más que preocupante por una sexta ola desbocada y que España esté entre los países de la OCDE con más carga impositiva y con una presión tributaria un 12,8% superior a la media europea. Ellos, a lo suyo, a decirnos lo que debemos comer y lo que no, como el iluminado ministro comunista de Consumo que vive como un auténtico burgués y en sus momentos de ocio -es decir, las 24 horas del día- se dedica a convocar “huelgas de juguetes”. ¿Pero de dónde han sacado a todos estos figuras? ¡Vaya tropa!
Mire, sra. vicepresidenta... dedíquese a lo que tiene que dedicarse y si quiere derogar la actual reforma laboral y legislar una nueva, pues asegúrese de que debe contribuir a crear empleo y seguridad jurídica a los empleadores, no penalizaciones a quienes emprenden y contratan. Debe tener presente tres “pequeños detalles” en los cuales su Ministerio, a día de hoy, ha fracasado rotundamente y sin paliativos, y que son los siguientes: disminuir el alto grado de temporalidad, que es el más elevado de la UE, un 26% frente a un 15%; reducir las tasas de desempleo, que actualmente son del 14,5% frente al 6,7% de media europea, y el hiriente e injustificable paro juvenil, que en nuestro país es el 30,3% para los menores de 25 años, mientras la media es del 15,9% en el conjunto de la UE. Mire usted, lo único que quiere un empresario, sea cual sea el tamaño de su empresa y su número de empleados, es seguridad jurídica, normativas flexibles y que estás sean legibles, agrupadas, concretas y simplificadas, lo demás es filosofía de relleno sin valor ninguno y más burocracia. Esa es su unipersonal responsabilidad y su obligación como ministra, lo demás son frivolidades y brindis al sol que solo le interesan a usted y a sus palmeros de turno. 
Por último, solo una pequeña cuestión: en todo ese galimatías laboral, normativo y legislativamente complejo, ¿dónde queda la productividad y la seguridad jurídica? Que preguntas más ingenuas me formuló, ¿verdad ministra? Será porque Eurostat sitúa a España como el peor de la UE en recuperación económica y pérdida de productividad?
A días de unas fechas tan mágicas y entrañables como la Navidad uno se vuelve un poco más iluso, en fin. Pero quiero aprovechar esta columna de hoy para desearle a todos ustedes -a usted también vicepresidenta- una muy feliz Navidad y mucha salud, y que la disfruten con sus seres queridos.

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