Opinión

La España rural y vaciada dice ¡basta!

Hartos, cansados, asfixiados, cabreados, obviados, menospreciados, utilizados, relegados, impotentes… así se siente una gran mayoría de nuestra población rural que vive del sector primario. La gran manifestación de ayer en Madrid fue una cita histórica para reivindicar un futuro para el mundo rural y las actividades que lo sustentan. Y también fue la expresión y frustración de cientos de miles de familias españolas para las cuales esta última gota -de abandono total y absoluto-, ya le ha hecho desbordar el vaso de su paciencia y aguante, porque es ya su supervivencia económica lo que está en juego. El campo, la ganadería, el rural, la España vaciada están hartos de los desprecios de ministros comunistas que jamás han dado palo al agua. Ni los entienden ni los comprenden ni los ayudan. 
Miren ustedes los condicionantes económicos, la falta de un cambio de tejido productivo que ayudase a fijar población, la desertización del rural provocada, entre otras cosas, por el abandono de esas entidades financieras que vuelven a dar beneficios de miles de millones de euros, y las erróneas políticas económicas y de territorio aplicadas en todos estos años, solo han contribuido a agravar aún más el problema del vaciado demográfico en el rural. Por esto mismo, y ante la dramática situación que desde hace tiempo vive el sector agroganadero -activo estratégico de nuestra economía-, del que dependen cientos de miles de familias y el futuro de nuestro medio rural, me identifico plenamente con sus reivindicaciones. Porque soy ourensano, de una provincia de las llamadas del interior del interior, de esas que de 92 ayuntamientos que la componen, 91 son rural. 
Nuestro país debe apostar de forma clara y contundente por garantizar el futuro del sector agroalimentario para que, definitivamente, se convierta en un pilar fundamental de nuestra economía, que genere la riqueza y el valor añadido necesarios para el bienestar y la dignidad de los productores y sus familias. Ya se han cometidos innumerables errores y despropósitos con nuestra población en los núcleos rurales. Ya es hora de poner soluciones viables y con retorno encima de la mesa ante la cascada interminable de cierres de actividades agrícolas, ganaderas y de un comercio local en el rural que día sí y día también se evapora ante la falta de población y, lógicamente, de clientes. 
En definitiva, ayer quedó claro el abandono sin paliativos del mundo rural por parte del Gobierno socialcomunista. Y también, todo hay que decirlo, de Gobiernos anteriores. Unos y otros han sido incapaces de resolver los problemas que afectan a los hombres y mujeres del campo, que se están viendo obligados a abandonar su forma de vida y sus costumbres, por lo queda totalmente patente el descomunal fracaso de las políticas equivocadas que se han desarrollado hasta ahora. 
Y alguno de los que lean esta columna de opinión se preguntará: “¿Y qué soluciones das tú?, porque predicar es muy fácil”. Pues ahí les diré que a través de Fegein he presentado a las cuatro diputaciones provinciales de Galicia un proyecto Next Generation para su uso, y que no persigue otra que dignificar la calidad de vida de nuestro rural. Se llama “Urbanismo Productivo”, y significa una intervención en el rural centrada en la reactivación de activos inmobiliarios abandonados o en riesgo de serlo. Con la que se busca ofrecer nuevos usos a estos inmuebles y frenar la despoblación que vive gran parte del rural, dando así una segunda vida a las viviendas sin habitantes para las que contemplan un uso tanto residencial como comercial e industrial. Esta es mi alternativa y lo seguirá siendo.

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