El próximo quince de enero se celebra en el parque de San Campio a orillas del río Miñor donde se encuentra la capilla del mismo Santo la fiesta de San Amaro, más conocido como San Mauro, aunque en nuestra parroquia de San Pedro, San Amaro es más conocido por todos sus devotos. Día a día, A Ramallosa se convertía como una de las primeras romerías del año, donde los romeros acudían al Santo a traerles todas aquellas promesas que durante el año se le pidió a esta Santo Milagreiro.
Pero, esto no sólo se quedaba en la parte religiosa, ya que durante el día, muchos vecinos de otros lugares acudían a vender sus cosechas de verduras, patatas, miel, cacheiras, ajos y sin faltar las rosquillas y los llamados boleardos, todo ello de primera división.
También el fuerte de esta romería, la de traer a vender los mimbres (os bimbios como se le conocía) y donde los cosecheros del vino, acudían a A Ramallosa a comprar esos mimbres para que después de podar las viñas, eran las verdaderas amarras, para que estos a pesar de los vientos o tormentas, no se rompieran para que así las cepas estaban seguros de todos aquellos vendavales. También con esos mimbres, se usaban para hacer los cestos, aun hoy en día, y prueba de ello, en Vigo está la calle de los cestos, casi nada, al ladito de la Plaza de la Constitución, pues de aquí en A Ramallosa, fue uno de los principales servidores de esta mercancía natural de nuestra campiña do Val Miñor. Pero no solo se quedaba en esos la romería, luego por la mañana a tomar los chatitos de jerez acompañados de unos buenos chorizos fritos o de unos callos y tampoco podía faltar, la oreja de cerdo o lacón, y todo ello regado con un buen tinto de la tienda o bar-fonda de Marcelina Besada, mi abuela. Bueno, nos veremos el día 15 en San Amaro y el 20 en San Sebastián.
Pero, esto no sólo se quedaba en la parte religiosa, ya que durante el día, muchos vecinos de otros lugares acudían a vender sus cosechas de verduras, patatas, miel, cacheiras, ajos y sin faltar las rosquillas y los llamados boleardos, todo ello de primera división.
También el fuerte de esta romería, la de traer a vender los mimbres (os bimbios como se le conocía) y donde los cosecheros del vino, acudían a A Ramallosa a comprar esos mimbres para que después de podar las viñas, eran las verdaderas amarras, para que estos a pesar de los vientos o tormentas, no se rompieran para que así las cepas estaban seguros de todos aquellos vendavales. También con esos mimbres, se usaban para hacer los cestos, aun hoy en día, y prueba de ello, en Vigo está la calle de los cestos, casi nada, al ladito de la Plaza de la Constitución, pues de aquí en A Ramallosa, fue uno de los principales servidores de esta mercancía natural de nuestra campiña do Val Miñor. Pero no solo se quedaba en esos la romería, luego por la mañana a tomar los chatitos de jerez acompañados de unos buenos chorizos fritos o de unos callos y tampoco podía faltar, la oreja de cerdo o lacón, y todo ello regado con un buen tinto de la tienda o bar-fonda de Marcelina Besada, mi abuela. Bueno, nos veremos el día 15 en San Amaro y el 20 en San Sebastián.
