Se trata de dos términos que en ocasiones tendemos a utilizarlos como sinónimos, pero no es así.
La eficacia hace referencia a la capacidad de un proceso, de una máquina o de una persona para conseguir un objetivo deseado.
La eficiencia se refiere a la capacidad de conseguir un objetivo consumiendo el mínimo posible de recursos. Para que algo sea eficiente, necesariamente debe ser eficaz.
Así por ejemplo nos podemos desplazar en un antiguo Seat 600 de Ourense a Allariz por lo que viajaremos en un vehículo eficaz. Sin embargo, si ese trayecto lo realizamos en un coche moderno lo haremos en un vehículo eficiente ya que consume menos, haremos el viaje más rápido y contaminaremos menos. Eso sin tener en cuenta otros parámetros como la seguridad y la comodidad.
Si aplicamos este ejemplo a los “pinganillos del Congreso”, podemos deducir que son eficaces, pero encontramos un contexto menos eficiente que la situación previa, es decir “sin pinganillos”. Ya que conseguimos el mismo objetivo (comunicarse), pero consumiendo más recursos, encima a menor velocidad.
No estoy opinando, es objetivo decir que el uso de los pinganillos es menos eficiente.
