Cartas al director

Inútil y avieso

 Descubrimos en estos días un nuevo récord en España, y es el de la economía, con un descalabro brutal, que nos sitúa en el podio como lugar preeminente entre nuestros competidores de Europa; ningún otro país de nuestro entorno está en peor situación que el nuestro, como en su día tampoco estuvo ninguno en peor situación que nosotros en la gestión de la pandemia del coronavirus. Naturalmente, según la oratoria de nuestro predicador Pedro el Trola, la culpa de todo ello será del PP o de VOX; quedarán todavía muchos serviles borregos que creerán estas aberraciones.
En más de una ocasión afirmé que yo aceptaría un gobierno inútil, pero el nuestro acumula entre sus “virtudes” también la de infame. Una estructura de gobierno incapaz de solventar los problemas que se presentan y además se dedica a imponer ideologías malvadas, profanar tumbas, mentir  y poner obstáculos a las libertades, etc., ya es inadmisible y los borregos que no lo vean así, deberían acudir al oculista.
La ministra Celaá es un monstruo maligno, designada para borrar de la mente de las futuras generaciones todo sentimiento de bondad, ética y  honestidad, imponiéndoles por la fuerza la depravación de las leyes LGTB en contra de sus deseos y los de los padres, como si fuera dueña absoluta del corazón de los niños, que arrebata a sus padres para educarlos con la tiranía propia de los países más absolutistas y sentar las bases de un futuro aborrecible. En el gabinete, todos tienen la categoría de malvados, pues si uno fuese decente diría: “yo no puedo seguir apoyando este disparate y me marcho”.