Cartas al director

El abominable hombre del totalitarismo

 Por mucho que elevemos al conocimiento público las felonías del Presidente del Gobierno que tenemos, los simpatizantes del anterior PSOE mantienen esa seducción por el otro que ahora acaudilla nuestro honorable fray Mentiras (o como otros gustan llamar: Pedro I el mentiroso), tal vez sin percatarse de que aquel PSOE  de antaño no es el mismo que este. 
Son valores distintos, empoderarse o ser descubierto como un ídolo de la mentira; a Sánchez no le importa en absoluto que le llamen embustero, mientras mantenga el poder. 
Hemos visto estos días atrás, cómo utilizaba su facundia en el Parlamento Europeo, que le conocen menos que en el español, para “vomitar” sus enredos contra la oposición, especialmente contra la que le sacude con poco miramiento, como ocurre con el partido  VOX, expresando la realidad de todas sus patrañas, desde un punto de vista lejano a la ultraizquierda que él mismo preside.
Todo el discurrir de su gobierno se dirige, no a buscar el bien de España y de los españoles -a los que desprecia profundamente-, aunque nos acribille a subvenciones, más bien a ejercer un poder totalitario, basado en el uso y abuso de la palabra (que domina a la perfección), y que introduce en la sociedad muy poco a poco, para que no se nos indigeste de pronto, e impedir como sea que una inocente oposición le desplace de su asiento en La Moncloa.
Es un gobierno abominable el que sufrimos, fruto de la ignorancia y la vileza de este presidente, sin el menor escrúpulo y sin la menor lealtad al pueblo, cuyas patrañas que hay que recordar con frecuencia, serían motivo en cualquier gobierno democrático normal, de su disolución.