Cartas al director

REVIENTA PRESAS

El actual gobierno da la impresión de padecer una manía destructiva de obras pública que costó bastante tiempo y dinero edificar. En mi niñez eran frecuentes los apagones de luz que dejaban al paisanaje a oscuras durante horas, mayormente al atardecer, lo que obligada a la gente a utilizar velas, candiles o el famoso "Petromax", para aliviar las penumbras. Todo eso pasó al recuerdo cuando las presas, pantanos y embalses suministraron la corriente eléctrica precisa para alumbrar los hogares. Hulla blanca le llamaban al agua que había producido el milagro de terminar con los apagones dando al traste con toda la clase de artilugios arriba citados que pasaron al olvido en los cuartos trasteros de las familias. Ahora se trata de destruir todo lo conseguido con tanto esfuerzo económico, porque son obras que no dejan circular libremente a los peces porque los ríos no fluyen directamente al mar. También porque son ingeniería de primer orden del anterior régimen al que hay que olvidar. Mientras esto ocurre, los agricultores y ganaderos se echan las manos a la cabeza porque carecen del agua vivificante para sus campos y su ganado, en un tiempo de sequía que arruinará a más de uno. Pero lo importante es cumplir los designios de un Ejecutivo que no se ha tomado la molestia de consultar ni a las Cortes, ni a nadie, sus proyecto para cumplir la Agenda 2030.