Me sorprende que la prensa dedique tanto espacio a las fiestas privadas de postín, como la organizada para la puesta de largo de Victoria de Marichalar, hija de la infanta Elena y nieta de los reyes eméritos.
Pero si sorprendente es el hecho en sí, lo son aún más los entrañables reportajes fotográficos, en los que se ve a la protagonista del evento emocionada con un cerdito vietnamita en sus brazos, regalo de sus smokinados amigos.
Desconozco la variedad de la raza a la que pertenece el susodicho cerdito, pero si se trata del denominado vietnamita barrigón, va a tener que habilitar en su casa un considerable espacio para él, y si se pone de moda el kilo de cerditos, este se va a poner por la nubes.
No sé si victoria ha recibido un manual del uso y cuidado del animalillo, pero mucho me temo que, cuando crezca, no va a poder arrullarlo como ahora, y llegará un momento en el que no sabrá qué hacer con él y puede que tenga que recurrir a la Sociedad Protectora de Animales, como en tantos otros casos en los que se adopta una mascota y se acaba abandonando.
Quizás no sea éste el caso, pero yo lo pondría en cuarentena para evitar posibles contagios, no solo de la criatura en cuestión también de la moda de adoptar cualquier otro animal que se use como mascota cuando no han nacido para ello.
