Un vigués busca museo para la “joya” de la microbiología

El doctor Tomás Camacho, con su mujer, Estrella, y el investigador Brian Ford, en la Royal Society de Londres con las cartas de Leeuwenhoek.
photo_camera El doctor Tomás Camacho, con su mujer, Estrella, y el investigador Brian Ford, en la Royal Society de Londres con las cartas de Leeuwenhoek.

El microscopio de Leeuwenhoek y un libro de Robert Hooke, que fue el primer best seller científico, son las piezas centrales de una colección propiedad de Tomás Camacho

La Xunta de Galicia acaba de iniciar la declaración como Bien de Interés Cultural del único microscopio original de Leeuwenhoek que se conoce en España y que es propiedad del microbiólogo vigués Tomás Camacho. El microscopio fue construido a finales del siglo XVII por Leeuwenhoek, un holandés considerado el padre de la microbiología y la parasitología, y es una pieza valiosa para la historia de la ciencia. Solo se conservan una decena de originales en todo el mundo y fue construido siguiendo las indicaciones del libro de Robert Hooke, “el Leonardo da Vinci británico” como lo describe el doctor Camacho. El Ministerio de Cultura lo había declarado “inexportable” en 2019 y ahora la Xunta inicia el proceso para convertirlo en bien de interés cultural. “Es el máximo honor que puede alcanzar una pieza en un país”, asegura. 

Camacho nunca pensó en vender el microscopio, que fue valorado en 509.000 euros, y si lo hiciese no podría salir de España porque ahora forma parte del patrimonio nacional.  Su interés es meramente científico y así lo ha demostrado desde que lo adquirió en 2015, porque lo cedió en múltiples ocasiones para que pudiera estar expuesto en museos o lo llevó él mismo para participar en eventos por todo el mundo en los que el microscopio tenía una gran relevancia. La próxima cita será la muestra temporal “Microbiología: explorando más allá de lo visible” que inaugura en septiembre el Museo Nacional de Ciencias Naturales y adonde viajará la pieza en un transporte especial, junto con el libro “Micrographia” de Robert Hooke, otro tesoro de su colección. Por eso, las obligaciones que conlleva la declaración como BIC le parecen bien, como conservarlo en óptimas condiciones, cederlo para exposiciones al menos 5 meses cada dos años y a investigadores dos meses cada cinco años.

En paralelo, el doctor Camacho lleva tiempo hablando con museos de Galicia y de toda España con la idea de ceder su colección, formada por estas dos piezas únicas y otros 150 microscopios de distintas épocas.  Hay varios centros interesados. A é le gustaría que pudiera quedarse en Vigo y así lo habló en alguna ocasión con el alcalde, que ya había promovido una exposición en el Marco con motivo del Año Internacional de la Luz, y pone ademas una condición importante. No le gustaría que hubiese piezas desterradas para siempre a un almacén. “Me gustaría que además de las piezas estrella, el resto se rotasen para mostrar 25 un año y 25 el siguiente”. Hace unos días prestó un microscopio del siglo XIX para una muestra que se celebra en Madrid por el centenario de la muerte de Luis Simarro.

Una pieza que se vendía por internet en un lote de instumentos de pintura

Muy pocas personas en el mundo podían haber dado con esta joya de la microbiología. Camacho lo conocía bien, en su día había comprado una réplica del microscopio de Leeuwenhoek en un museo holandés y quiso la casualidad que encontrase una oferta de un anticuario en internet que ofrecía un lote de instrumentos de pintura. Allí estaba el microscopio, pero el antiguo dueño lo usaba como si fuera un compás. Eran objetos extraidos de un dragado del canal de Delft, la ciudad donde vivió el padre de la microbiología. El primer día no hizo mucho caso, pero el segundo lo examinó mejor, le pareció que era algo artesano y decidió pagar los 1.500 euros que pedían. A su mujer le pareció bien, aunque le dijo un poco en broma que lo considerase su regalo de Navidad adelantado. Una vez en su poder pidió opinión al restaurador vigués Rafael San Marcial y decidió acudir al mayor experto mundial en Leeuwenhoek, el profesor Brian Ford, del departamento de Física de la Universidad de Cambridge, que utilizó técnicas sofisticadas y consultó a expertos de otros países, hasta que cinco meses después concluyó que era auténtico. En todo el mundo hay 12 microscopios originales, que están en Bélgica, Holanda y Alemania en manos de instituciones o de particulares.

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